martes, 26 de abril de 2011

Celebrando la honestidad

En los casi dos años de este blog, los artículos publicados se han caracterizado por su criticidad. En escasas ocasiones se han dicho cosas positivas. Tiene que ver con la propuesta inicial, con la mirada de quien escribe y con la convicción de que es esa actitud política e intelectual la que nos puede movilizar hacia una sociedad mejor.
El tono del texto de hoy es distinto: quiere felicitar un acto de honestidad.
Hace algo menos de una semana, el grupo económico Penta celebró 25 años. Entre otras cosas, lo hizo con un inserto de media página en el cuerpo B (3) de El Mercurio. En su presentación incluyó entre las empresas del Grupo Penta a la Universidad del Desarrollo.
Ésta es, sin duda, la primera vez en 30 años de historia de las universidades privadas no pertenecientes al Consejo de Rectores, que se reconoce abiertamente que una de ellas es una empresa. Como es sabido, la sospecha del lucro corporativo ronda a estas instituciones desde sus orígenes. Pero éste no sólo es difícil de probar (aun cuando hasta el más ingenuo sabe como se ejercita), sino que, además, no tiene existencia legal, de acuerdo a marco regulatorio de las universidades.
Penta ha marcado un hito en el camino hacia la honestidad educativa:


Ahora sólo falta esperar que nuestros parlamentarios estén a la altura de esta muestra de honestidad y legalicen el lucro para que otros puedan reconocer - legalmente - que sus universidades son empresas. No los podemos seguir condenando a la clandestinidad por la ineficiencia de quienes gobiernan.

martes, 19 de abril de 2011

Queridos chilenos en el extranjero*

* Por Javier Pinedo

Llama la atención, e impresiona, la manera como se mueve nuestro gobierno cada vez que un chileno o un grupo de chilenos tienen un problema en el extranjero. Así fue, por ejemplo, al producirse el terremoto último en Japón, el 11 de marzo del 2011.

Desde muy temprano la cancillería pide a nuestra embajada antecedentes de posibles compatriotas cercanos al lugar del siniestro, Fukushima. Con rapidez la embajada envía los nombres y dirección de los contactados, y con la misma rapidez son ubicados, se averigua por su situación y estado de salud y de vivienda y probablemente con una rapidez mayor que la de ninguna otra embajada se ofrecen soluciones: ¿Necesitan alimentación?, ¿Problemas de salud? ¿Económicos?

Finalmente se decide poner un avión a su disposición para trasladarlos hasta Santiago, menos a un pequeño número que decide permanecer en el lugar.

Esto significa un enorme desembolso de tiempo de funcionarios calificados y de mucho dinero en comunicaciones, traslado de personas, arriendo de un avión de línea para un viaje chárter, pero todo el esfuerzo ha valido la pena: lo que pocas embajadas y gobiernos han logrado, el pequeño país austral, con eficiencia y empeño ha conseguido traer sanos y salvos a sus connacionales hasta el calor de su hogar. Aquí.

Es una prueba del profundo sentimiento de nacionalidad que abarca a Chile completo más allá del origen social o del apellido o de su nacimiento a lo largo de la geografía del país. Y lo digo sin ironía, pues es la prueba de un profundo reconocimiento de los chilenos por sus compatriotas, casi sin parangón en latitudes cercanas o lejanas a nosotros.

La vuelta a la patria se constituye en un sentido acontecimiento adornado con banderas e himnos, felicitaciones y discursos, simples pero sinceros.

Es lo que somos: cariñosos con nosotros mismos, más allá de los conflictos que nos dividen cada medio siglo. Un país que se reconoce en su mismidad aislada y endogámica. Una isla como lo han dicho grandes nacionalistas de todos los tiempos, el mejor lugar donde pasar las crisis del mundo, casi un convento de paz y armonía, y no es broma, optimistas y frágiles al mismo tiempo, amistosos y sinceros, amables y refinados, aunque rasgos de lo contrario, también se dejan ver.

Pero, por sobre todo, somos solidarios con nuestros compatriotas en los momentos de crisis natural y social.

El caso de Japón es un ejemplo y también el terremoto de Haití, o cuando estalla una bomba en medio oriente, nos dan muestras de este sincero cariño.

Nuestra única duda es: ¿porqué esos compatriotas, lejanos y tan queridos, no tiene derecho a voto, en las elecciones políticas?

sábado, 16 de abril de 2011

¿Para qué sirve el SERNAC?

La pregunta es en serio.
Hace varios meses reclamé formalmente al Servicio Nacional del Consumidor debido a que el gimnasio al que voy, Pacific Fitness (una cadena nacional), tiene permanentemente malas las trotadoras. Me pareció que si uno les paga lo que les paga, deberían dar un servicio razonable. Reclamé varias veces en el propio gimnasio y como no me consideraron en lo más mínimo, decidí desarrollar acciones mayores: escribir al SERNAC. Luego de una carta en que me decían que no habían conseguido nada, me llegó la siguiente y definitiva respuesta:


SENOR

ENRIQUE FERNANDEZ DARRAZ

Presente

De nuestra consideración:

En relación con el reclamo presentado por Ud. ante Sernac, debemos informarle que este Servicio Nacional, en virtud de las facultades legales que le reconoce el artículo 58 letra f) de la Ley N° 19.496 sobre Protección de los Derechos de los Consumidores, realizó diligencias de mediación con el proveedor, las cuales no arrojaron un resultado positivo, por cuanto la empresa reclamada no respondió nuestro requerimiento en ninguna de las dos oportunidades en que le fueron enviadas.

El actual texto de la ley considera que este procedimiento es de carácter voluntario, por lo que Sernac no tiene facultades para obligar al proveedor a responder estos requerimientos. Sin embargo, lo anterior no impide que Ud. formule denuncia ante el respectivo tribunal.

En consideración a lo anterior, le informamos que tiene derecho a efectuar una denuncia ante el Juzgado de Policía Local competente, para lo cual, de acuerdo a la ley, no requiere presentarse con un abogado. Le hacemos presente que, si decide hacerlo, es necesario que le proporcione al tribunal todos los antecedentes relacionados con su caso, tales como, copia de las boletas o facturas, voucher, copias de contratos, estados de cuenta, testigos y cualquier otro con el que pueda demostrar el acto de consumo, es decir, la compra de un bien o servicio.

Es importante que Ud. sepa que, conforme a la ley, el plazo de vigencia de sus acciones judiciales, es decir, el plazo de que dispone para presentarse ante los tribunales con una denuncia, es de 6 meses desde que se cometió la infracción o del incumplimiento contractual; lo cual significa que si decide denunciar debe hacerlo dentro de este lapso.

En todo caso, si Ud. necesita mayor orientación, estamos a su disposición en nuestro call center número 600 594 6000 o puede acceder a los formatos e instructivos en el siguiente link Favor,descargue aquí Si Ud., no tiene internet, puede solicitarlos en la Dirección Regional respectiva, para mayor orientación.

Finalmente, queremos recordarle que nos interesa conocer Su Opinión, para lo cual le invitamos a contestar la siguiente encuesta Favor, responda aquí

Se despide atentamente,

MAURICIO MEZA VASQUEZ

ABOGADO WEBCENTER SERNACFACILITA

SERNAC

Página Web: www.sernac.cl

Centro de Contacto telefónico 600 594 6000



Al terminar de leerla no pude dejar de hacerme la pregunta que encabeza estas líneas. ¿Para qué sirve el SERNAC? Temo que además de ser apenas una "aspirina" para algunos consumidores desorientados, sólo sirva para aterrorizar a pequeños empresarios que, a diferencia de los grandes, no deben saber que entre sus derechos está ignorarlo.

lunes, 11 de abril de 2011

El individualismo chilensis

Hay comportamientos nuestros que llaman mucho la atención, entre tanto, ya no sólo a los turistas.
¿Quién no ha visto autos estacionados de modo tal que ocupan dos espacios o en el lugar para lisiados, sin que el chofer lo sea? Es frecuente que los autos paren sobre el paso de cebra, obligando a los peatones a cruzar haciendo peligrosas maniobras. Ni hablar de la imposibilidad de los automovilistas de detenerse al doblar para dejar pasar a los traseúntes.
¿No les llama la atención que muchos no se muevan a la derecha para dar espacio a los vehículos de emergencia? O, peor aún, se instalen detrás de ellos para poder ir más rápido.
Pero estas conductas no son propias sólo de los automovilistas. ¿Alguien ha visitado las playas después de vacaciones? Toneladas de basura son lo único que queda. ¿No es acaso raro que las personas boten papeles impúdicamente en las calles?
Desde hace un tiempo se ha vuelto moda que los jóvenes, en plena amanecida, griten o canten en las calles, sin importarles la gente que duerme. Lo mismo furgones escolares u otras personas que tocan las bocinas para recoger a sus pasajeros o para que les abran un portón.
Otros tantos dejan sus carros de supermercado en mitad del pasillo, como si fueran los únicos que quisieran transitar. No son pocos quienes, cuando compran en pareja, hacen dos filas a fin de pagar en la que avance más rápido.
Con esas y otra infinidad de conductas similares convivimos diariamente. Si preguntamos por su origen, la mayor parte de las veces recibiremos el mismo tipo de respuesta: ellas son un reflejo del individualismo reinante.
Esto me parece parcialmente cierto. Digo parcialmente, ya que es un hecho que en las sociedades modernas las personas tienden al individualismo. Es decir, a refugiarse en sus propios espacios privados personales y profesionales. Sin embargo, este individualismo moderno parece no ser idéntico en todas partes. En países de Europa continental, por ejemplo, el Estado ha creado una serie de estructuras de solidaridad social (crecientemente amenazadas) y una cultura que llevan a las personas a sentirse responsable del funcionamiento de toda la sociedad. Por lo mismo, las conductas individuales que afectan negativamente a los demás son más infrecuentes que acá.
En otros lugares como USA, Canadá, Australia, se han construidos visiones de sociedad que descansan en profundos valores ciudadanos. Además de las organizaciones comunitarias que estrechan los lazos de pertenencia a un todo. En conjunto han desarrollado una conciencia de responsabilidad por los demás.
Pero ¿qué pasa en Chile? Temo que acá no tenemos ni lo uno ni lo otro. El Estado lejos de promover estructuras de solidaridad social, las deteriora. Basten como ejemplos la educación, la salud o las pensiones: cada quien recibe de acuerdo a lo que puede pagar.
Además, tampoco hemos logrado construir organizaciones comunitarias razonables, ni mucho menos una conciencia de ciudadanía que nos permita sentirnos unidos en nuestras diferencias.
Diría, entonces, que estamos frente a dos tipos de individualismo. Mientras en el primer caso se trata de un individualismo social, en el nuestro corresponde a uno asocial. Es decir, sin conciencia ni interés en la importancia del otro para nuestra propia subsistencia y progreso individual.
Este individualismo asocial es, sin duda, mucho más peligroso. Y esto no porque nos vaya a poner permanentemente en situaciones de confrontación, sino porque nos transforma en víctimas más fáciles y dóciles de nuestros propios compatriotas más poderosos.
En este punto se podría preguntar si este individualismo asocial afecta a toda la sociedad o sólo a quienes no pertenecemos a las elites, que, dicho sea de paso, somos la gran mayoría de la población.

lunes, 4 de abril de 2011

¿Gobernar o administrar Santiago?*

* Por Rodrigo Vidal Rojas

Mientras gobernar es orientar la decisión en función de la voluntad colectiva, administrar es consagrar la evidencia. Santiago, desde hace ya muchas décadas, no se gobierna, se administra. Y desde la década de los ochenta, se hace con criterios casi exclusivamente economicistas, cuyo eje es la desafectación de zonas rurales en torno a la ciudad y su transformación en zonas urbanizables para una supuesta disminución del precio del suelo en favor de los más necesitados. Esta idea fue impuesta con fuerza en Chile por Arnold Harberger y sus discípulos chilenos, entre fines de los ’70 y comienzos de los ’80. Hoy día, a propósito de la modificación del Plan Regulador Metropolitano de Santiago, la ministra Magdalena Matte se hace eco de esta idea, declarando que “los precios de los suelos van a bajar y así vamos a tener más alternativas para las familias vulnerables”.

Contrariamente a lo anterior, la evidencia muestra que los terrenos hacia los cuales se ha expandido la ciudad producto de aquella idea, han sido predominantemente ocupados por familia de ingresos de nivel medio alto a muy alto: Chicureo, Lomas de Lo Aguirre, Valle Escondido, La Dehesa, Peñalolén Alto, La Reina Alto, Pirque, Padre Hurtado, etc., barrios todos nacidos de esta ideología consagrada en el Decreto Supremo 420 de 1979, que eliminó el límite urbano y permitió la expansión. En lugar de vivienda social, áreas verdes públicas, parcelas productivas o sostenibilidad ambiental lo que ha surgido ha sido residencia de alto estándar en suelos de alta plusvalía, es decir, algo absolutamente distinto a lo postulado por los ideólogos de la expansión física de la ciudad, desde Harberger a Matte. La vivienda de interés social sigue, en general, enclavada en terrenos de baja calidad, de mala accesibilidad, de baja presencia de áreas verdes y no precisamente en torno a estos barrios de lujo.

Lo más grave de todo es que esta ideología y práctica del expansionismo físico de la ciudad, propia de los países de economía anómala (con crecimiento sostenido, alta concentración de la riqueza en el quintil superior y fuerte centralización territorial), se funda en el error de pensar que los grandes problemas urbanos y de calidad de vida se resuelven haciendo crecer Santiago. Con esta decisión se administra el capital de los principales grupos económicos, porque detrás de esta decisión existe la presión de empresas inmobiliarias, empresas constructoras y equipos consultores, que ven en esto un gran negocio. Detrás de esto no está la voluntad política de orientar el desarrollo de la ciudad hacia la conveniencia de todos, especialmente los más vulnerables, ni una mirada de sostenibilidad ambiental o de futuro, ni tampoco gobierno de la ciudad, por más que algunos quieran imponer la idea de que se administra o estandariza el crecimiento.

Un ejemplo que muestra esta práctica de administrar el territorio y no de gobernarlo, es que se asume como un hecho que la capital tendrá dentro de 20 años 1.600.000 habitantes más, los que se podrán albergar en los nuevos terrenos desafectados. Pero no se escucha a expertos, políticos, legisladores o empresarios, proponer políticas tendientes a evitar este crecimiento demográfico en una ciudad sobresaturada, reorientándolo hacia regiones. Se administra la tendencia, no se gobierna la ciudad.

Probablemente el intendente de la Región Metropolitana, el empresario inmobiliario Fernando Echeverría, tenga razón cuando plantea que los desarrolladores inmobiliarios deberán encargarse de mejorar la conectividad de los nuevos polos urbanos; de crear y mantener áreas verdes durante los 5 primeros años y de asegurar un mínimo de 8% de suelo a vivienda social. Lo primero es un excelente negocio para las concesionarias de autopistas; lo segundo, los desarrolladores inmobiliarios lo harían de todos modos ya que eso les permite encarecer el valor de venta comercial de los bienes inmuebles ofreciendo entorno de calidad y no necesariamente sostenibilidad; lo tercero también es viable confinando la vivienda social a los sectores más baratos, menos accesibles, a grandes distancias de los centros de trabajo, con mala conectividad de transporte público y menos atractivos paisajísticamente; donde puedan vivir los pobres bien amontonados. ¿O alguien ha visto en Chile a las familias más pobres cohabitando con las más acomodadas en barrios con áreas verdes compartidas?

Para que la expansión física de la ciudad no sea solo un jugoso negocio para las empresas vinculadas al desarrollo territorial e inmobiliario, y tengan algún impacto para la mayoría de los habitantes, propongo: (1) Elaborar una política nacional de localización de la población, a lo largo del territorio, estimulando el empleo, la producción, la educación, la salud, la calidad de vida en diversas regiones; (2) establecer una estrategia de regeneración urbana al interior del actual área urbanizada; (3) relacionado con lo anterior, aprovechar al máximo los suelos disponibles al interior del casco urbano, muchos de ellos caros y privados, utilizando de manera eficaz el impopular instrumento de expropiación por razones de bien común; (4) mantener y mejorar el subsidio de localización que el MINVU pretende eliminar, para estimular una política favorable a la vivienda de interés social; (5) crear un anillo verde inconstructible en torno a la ciudad de Santiago, y (6) promover el desarrollo o consolidación de unidades urbanas relativamente autónomas, a una distancia de no menos de 20 kilómetros del límite urbano de la ciudad, conectadas con trenes regionales de acercamiento.

En otras palabras, gobernar el territorio y la ciudad.