lunes, 26 de octubre de 2009

Banderas negras

Desde hace unos días los pub's de Plaza Brasil exhiben banderas negras en sus portales. Es su forma de protestar ante los nuevos horarios de cierre impuestos por la Municipalidad de Santiago.
Estas banderas recuerdan a las que con frecuencia se veían en las casas cuando los municipios decidían erradicar algún barrio pobre que aún sobrevivía enquistado en el centro de la ciudad. Los pobres y sus ranchos debían ser llevados a la periferia en pos de la modernización urbana.
Ver hondear esas banderas negras rompía el alma. Despertaban solidaridad y dolor. Representaban la expresión más cruel de la prepotencia social de las elites locales, que decidían sin más deshacerse de un "lunar" que afeaba la ciudad. Los pobres, no sólo serían alejados del centro, sino que también serían hacinados y obligados a pagar varios boletos de micro para trasladarse a su trabajo desde su nuevo lugar de residencia.
Las banderas de Plaza Brasil tienen, en cambio, otro significado. No emocionan ni despiertan ningún tipo de solidaridad. Al contrario.
De acuerdo a estadísticas de la Municipalidad, en los últimos seis años unos 25 mil vecinos han abandonado el barrio, ante el notable deterioro que ha sufrido, producto de las peleas y desórdenes asociados a los pub's y restorantes que se han instalado en masa.
Frente a esta situación, se decidió adelantar el horario de cierre de 4 a 2 de la mañana de lunes a viernes y de 5 a 3 de la mañana los sábados y festivos. También se retrasó el horario de apertura de 10 a 12 AM.
Efectivamente el barrio se llena a mitad de la noche de visitantes ebrios, pero ello no debería ser un problema con los debidos controles. Y aunque sin duda esto molesta a muchos, la razón por la que nadie solidariza con los pub's es porque estos abusan de la música a todo volumen hasta las cinco de la mañana, sin considerar que al lado hay vecinos tratando de dormir. Además, porque el día siguiente las calles son una mezcla de basural y baño.
Desgraciadamente, parece que a los dueños de los pub's no les interesa ninguna de las tres cosas. De lo contrario, hace años que habrían hecho algo. Entonces ¿si a ellos no les interesa el bienestar de los vecinos, por qué a estos (nosotros) debería interesarles(nos) que los cierren más temprano? O ¿incluso que los clausuren?
Lo lamentable de esta historia es que haya tenido que llegar al Municipio un alcalde de la derecha más dura, para que podamos dormir un poco más tranquilos. Es probable que ésta sea la única solución que se le ocurre para algo que se podría haber ordenado conversando. Pero pareciera ser también que los dueños de pub's y otros tugurios eran poco dados a ese tipo de conversaciones y acuerdos. Al menos así lo demuestra la nula acogida que han tenido en todos estos años las solicitudes realizadas por los vecinos. Por lo mismo no hubo otra salida que recurrir al autoritarismo más clásico.
¿Habrá que agradecerle al nuevo edil conservador por habernos puesto un poco más a resguardo de los florecientes y asociales empresarios gastronómicos del Barrio Brasil?

sábado, 24 de octubre de 2009

Becas Chile: notas de un perjudicado

Por Felipe Rivera

A raíz de lo sucedido con la asignación de becas chile, surge la siguiente reflexión.
Los hechos pueden ser resumidos en: 1. Chile necesita aumentar su capital humano avanzado, que pueda aportar en llevar la competitividad del país hacia un estado mayor de desarrollo, 2. desde el 2008 y en un perìodo de 10 años, el gobierno en el marco de su estrategia nacional de innovación se pone como meta, que 10 mil profesionales y técnicos chilenos estudien en universidades de categoría mundial, 3. producto de la propuesta postularon más de 5000 profesionales al concurso, se asignaron cerca de 1200 becas (539 para doctorados y 639 para magíster). Hasta aquí todo bien.
A dos semanas de entregados los resultados, se denuncian irregularidades en el proceso, las que obligaron la renuncia del director del servicio público, y los responsables directos. Según informaciones fueron modificados los criterios de ponderación, y elevados los puntajes de corte. Los hechos adquieren mayor gravedad a partir de una declaración de la Ministra de Educación: "la beca la obtuvo gente que no debía ser beneficiada, y no la recibieron otros que sí la merecían". Por otro lado, se ha dicho que la modificación de los criterios fue motivada por los fondos que deben y pueden ser invertidos. Ésta, me parece, sería la única razón de peso, pero sólo en el caso de que las ponderaciones no hayan sido modificadas, ni que las platas sean destinadas a fines eleccionarios, como sabemos que ha sucedido en otras ocasiones (Chile Deportes).
El problema, a mi parecer, merece 3 reflexiones: 1. Nuevamente el gobierno presenta incapacidad de transparencia. Caso emblemático al respecto, fue Chile Deportes. Pero, en este caso, el problema adquiere mayor criticidad por tratarse directamente de un programa destinado a promover la educación, o sea el principal factor de movilidad en las sociedades contemporáneas. 2. De lo anterior se desprende el problema de promover la meritocracia, y evitar que las becas sean otro medio de pago político, como sabemos que son las embajadas y algunas reparticiones del sector público. 3. Por último, está el problema de la competitividad país. Hoy día el mundo ha ingresado a la sociedad del conocimiento, los países, y las organizaciones en general, han tomado conciencia de la necesidad de impulsar el desarrollo de capital humano como factor de productividad. Se trata de poner en la práctica, una visión país.
Frente a los hecho, aquellos que somos ciudadanos (no vincualdos a la elite política), nos queda sólo esperar que los responsables transparenten el proceso. Esto implicaría hacer pública toda la información entregada por los postulantes: ranking con los criterios aplicados, puntajes específicos obtenidos, antecedentes de la trayectoria. Mayor transparencia es un elemento característico de las sociedades avazandas. Una acción de este tipo sería muy provechosa para el actual aparato público, pero mejor aún, permitiría tener un feedback a los postulantes en sus debilidades y fortalezas.

lunes, 19 de octubre de 2009

La lista de supermercado

El primero de los siete famosos debates entre el republicano Abraham Lincoln y el demócrata Stephen A. Douglas tuvo lugar el 21 de agosto de 1858, en Ottawa, Illinois. El acuerdo era bastante simple: Douglas partiría con una presentación de una hora, luego Lincoln dispondría de una hora y media para responder y, finalmente, Douglas podría replicar durante los treinta minutos siguientes.
Con sus cuatro horas, era un debate relativamente breve para la época. Otros eran realizados considerando pausas para que los oyentes fueran a sus casas a comer y luego regresaran a continuar escuchando a los candidatos.
Por lo demás, no se trataba sólo de candidatos a la presidencia, sino a cualquier cargo público importante de elección popular*.
Ésta era la época en que la política formaba parte importante de la vida social y buscaba transmitir una cultura cívica. En estos discursos se presentaban visiones de mundo, de país, de desarrollo, etc. Se ofrecían categorías para pensarse a sí mismo como sociedad y se hacían propuestas acerca de cómo podría ser el futuro.
No tiene que ver esto sólo con que en aquellos tiempos había grandes oradores, sino también con que al frente tenían grandes oidores. Es decir, unos y otros estaban en condiciones de dedicarse a pensar el desarrollo social por varias horas al día, al menos en períodos de campaña.
De estos discursos también tenemos noticias en Chile. Se recuerda particularmente a Arturo Alessandri, también a su hijo, Jorge. Por supuesto a Allende y otros grandes oradores que eran capaces de poner el circulación no sólo un recetario de medidas económicas, sino una visión de sociedad y de futuro.
Los debates actuales, en cambio, descansan principalmente en la capacidad que el candidato tenga para decir alguna minucia en un tiempo mezquino. Nadie quiere hablar mucho, ni tampoco escuchar mucho. Además, pareciera ser que lo único que interesa, por una parte, es trasmitir medidas concretas y, por la otra, tratar de encontrar en ellas el espacio que le corresponde a cada uno.
De ese modo hemos ido transformando la política en una especie de lista de supermercado y a los ciudadanos en gente que busca la mejor oferta: un bono de 40 lucas, la extensión del plan AUGE a otras dos enfermedades, 3.000 carabineros más, privatización de un parte de CODELCO, un millón de nuevos empleos, un sueldo ético familiar, etc.
El mejor ejemplo de esto es el surgimiento de twitter (que en español significa gorjear o piar) como herramienta para transmitir los exiguos pensamientos políticos de los candidatos, en el menor número de palabras posibles. Esto no tiene ninguna relación con mejorar la capacidad de síntesis, sino con simplificar el lenguaje y las ideas.
Hace unos días alguien propuso hacer un debate entre los actuales presidenciables en twitter. Propuesta que por muchos fue alabada como una gran idea.
Tal vez un debate de 4 horas sea una exageración, pero uno en twitter me parece una ridiculez.


*Historia narrada en el libro de Neil Postman: Wir amüsieren uns zu Tode. Urteilsbildung in der Zeit der Unterhaltungsindustrie. Frankfurt a. M.: Fischer Verlag, pp. 60 y ss., 2000.

lunes, 12 de octubre de 2009

¿A qué culpables premiar?

El 27 de septiembre recién pasado, la actual canciller alemana Angela Merkel obtuvo una nueva victoria electoral, que le permitirá gobernar por cuatro años más. Gracias a la aplastante derrota de sus actuales socios - los socialdemócratas (SPD) -, en el período que empieza podrá gobernar con una coalición conservadora-neoliberal (CDU+FDP).
A propósito de esta situación, el periodista Friedrich Küppersbusch comentó en Radio Uno dos cosas muy interesantes. Primero, que los conservadores y neoliberales están usufructuando de la revolución del 68, encabezada por la izquierda. Sin ésta, hubiera sido impensable que una mujer llegara a canciller o que un homosexual pudiera convertirse en el futuro vicecanciller (Guido Westerwelle, presidente del FDP). Segundo, que el resultado de la elección se trataba de un fenómeno típicamente alemán: votaron a favor de los neoliberales, premiando de ese modo a los causantes de la crisis económica en que el país se encuentra.
Algo similar, aunque un poco más complejo, sucede en Chile. Va más allá de votar por uno de los más exitosos representantes del mundo financiero para que pueda llegar a ser presidente y, de eso modo, premiar a quienes directamente han sido los culpables de la debacle (es curioso que pocos hayan reparado en una paradoja de la campaña de Piñera: él promete crear un millón de nuevos empleos, para dar trabajo a los cesantes que él mismo a contribuido a crear).
Se trata de todo y todos los que están junto a él. De la historia que le antecede. Piñera no representa sólo su éxito financiero y las crisis reiteradas que lo hacen posible. También representa la instalación de un modelo de economía neoliberal, que es el causante de la enorme desigualdad social existente.
Su comparsa es la misma que en plena dictadura liberalizó y mercantilizó la educación chilena, segmentándola socialmente, creando una para ricos y otra para pobres.
Más interesante aún, él representa los sistemas de pensiones (ideado en gran parte por su hermano José) y de seguros de salud, que funcionan lucrando con la vejez y la enfermedad de millones de conciudadanos.
Por último, representa también las violaciones a los derechos humanos y la represión. Puede ser verdad que él votó por el No en el plebiscito de 1988. Puede incluso que lo haya hecho de manera honesta y no guiado únicamente por su oportunista olfato. Sin embargo, él no viene solo. Gobernará con los jóvenes de Chacarillas, con ex ministros y otra serie de colaboradores de la dictadura, cuyo paso por la historia reciente de Chile no ha sido precisamente inocuo.
Por otra parte, y volviendo a la elección alemana, la derrota del SPD no es sólo un premio a los neoliberales. Es también un castigo a los socialdemócratas por haber hecho política neoliberal durante dos períodos de gobierno.
De igual modo, una posible victoria de Piñera no puede ser vista únicamente como un premio a lo que él representa, sino también como un castigo a una Concertación que no ha tenido coraje ni imaginación para hacer una política económica significativamente distinta a la que un neoliberal como Piñera hará.
Curiosa disyuntiva en la que se encuentra el país: deberemos elegir entre dos culpables. De distinta índole, sin duda, pero culpables al fin.

lunes, 5 de octubre de 2009