lunes, 25 de enero de 2010

A levantarse temprano a trabajar, para el patrón






A propósito de las declaraciones del aún canditado Piñera, el 15.01.10:

"La Concertación necesita respiración artificial y yo les digo: les haría muy bien después de 20 años vivir la vida normal y corriente que viven millones y millones de chilenos. Si no es tan malo, amigos de la Concertación, levantarse temprano, trabajar en forma honesta, ganarse la vida, sacar adelante a sus familias”

lunes, 18 de enero de 2010

El gran fracaso de la derecha chilena

Contrariamente a lo que indican los resultados obtenidos ayer domingo en las urnas, la llegada de la derecha a la presidencia de la república representa para ella la coronación de su fracaso.
Lo es por muchas razones, pero la principal tiene que ver con que para llegar a la Moneda tuvo que travestirse de demócrata y liberal.
Para ello usó argumentos tan falaces como que era la primera vez en cincuenta años que estaba en condiciones de alcanzar nuevamente al poder (la última vez había sido en el 1958 con Jorge Alessandri). En la argumentación se le olvidó, sin embargo, una palabra importante: “democráticamente”.
¿O acaso no gobernó 17 años junto a Pinochet?
A diferencia de lo que sucedió con la izquierda en estas últimas décadas, la derecha no fue capaz de renovarse y abandonar tres rasgos de su forma de ser histórica.
Primero, no pudo dejar de ser autoritaria. Y esto no tiene que ver sólo con la estrecha relación que tuvo con la dictadura de Pinochet o con las prácticas antidemocráticas con que uno de sus principales partidos (la UDI) elige o más bien nombra a sus dirigentes, sino con su pretensión de hegemonía valórica. Desde una supuesta superioridad moral ella busca permanentemente dictarles a los/as chilenos/as lo que es bueno y malo para su vida personal.
Tampoco pudo dejar de ser populista. El mejor ejemplo es que el candidato Piñera se paseó por Chile prometiendo un millón de nuevos empleos, bonos en dinero y otra infinidad de beneficios para sus votantes.
De igual modo, tampoco ha podido dejar de representar principalmente los intereses de sectores específicos de la sociedad chilena. En este país, quiéranlo o no, la derecha se identifica con la clase alta y con el gran empresariado. Esto no significa que la derecha no tenga votantes en el pueblo. Al contrario, significa precisamente eso: que en las clases bajas hay sólo votantes. La gran política la hace en los barrios altos, en las haciendas y en los exclusivos balnearios de Chile. (El mejor ejemplo es el propio Piñera, que a un día de la elección es 1% más rico gracias al alza de las acciones de Lan).
La derecha tuvo veinte años para renovarse y convertirse en una derecha distinta, liberal, democrática. Pero se los farreó.
Aparentemente Piñera tiene claro esto, pero también sabía que sólo podía llegar a ser Presidente con su anuencia. Por su parte, ella debió ceder ante el poder de su dinero.
Que haya llegado a la presidencia dista mucho de constituir un cambio en el habitus de la derecha chilena. Y eso Piñera también lo sabe. Tan claro lo tiene, que desde el primer momento tuvo que declarar que hará un gobierno de unidad nacional, como si se hubiera desatado una grave crisis política. Lo hizo porque la derecha intuye que no tiene legitimidad para gobernar sola. Aunque eso signifique recurrir a la farsa de nombrar ministros a representantes de distintas corrientes políticas, incluidos posiblemente ex colaboradores de Allende.
En el fondo esto demuestra que la derecha chilena sabe que está bajo sospecha, no sólo al interior del país.
Por todo esto su victoria electoral es un gran fracaso para ella y en cierto modo para todos nosotros, porque tuvo 20 años para transformarse en una derecha moderna y no lo logró o no estaba interesada en ello.

lunes, 11 de enero de 2010

Feliz Navidad

En la noche del 22 de diciembre se incendió la modesta casa de Juan... Como sucede con las casas de madera del sur, el fuego consumió todo con la voracidad habitual. Los muebles, la ropa, unos pocos libros, muchos recuerdos y los escuálidos ahorros destinados a comprar los regalos navideños para sus hijos.
Afortunadamante dos de ellos estaban visitando a su abuela en Panguipulli. Eso le facilitó salvar de las llamas a su esposa y a su hija menor, que dormían en el primer piso. De no haber sido así, la tragedia hubiera sido mucho peor.
A pesar del empeño que pusieron los voluntarios de las compañías de bomberos de San José de la Mariquina y de la villa de Pelchuquín, de la casa no quedaron más que escombros.
Esta historia me la contó cuatro días después del incendio, tomándose una malta, de pie junto al mostrador en el negocio de mis tías. También me contó que por ahora está viviendo de allegado en la villa, donde unos parientes y que desde ahí va todo los días al trabajo. No son muchos kilómetros; tres o cuatro quizá.
El mayor problema que tiene ahora es albergar a su familia, que estará desperdigada hasta que tengan donde vivir todos juntos nuevamente.
Juan... es desde hace años obrero de uno de los más conocidos agricultores de Pufudi, cerca del aeropuerto Pichoy. Él es conocido no sólo por la extensión y productividad de su fundo, sino también por su gran afición al rodeo. Incluso tiene una media luna propia. También sus caballos corraleros son famosos. Cada año recorre el país con ellos juntando puntos para clasificar al "Champion" de Rancagua, en el que ha participado al menos un par de veces; por desgracia, sin muy buenos resultados.
Previsor como es el patrón de Juan..., la casa en que vivía estaba asegurada contra incendios. Por lo que no tendrá problemas para construirle otra, en cuanto le llegue el dinero del seguro. También, le dijo, le repondrá algunos muebles. Incluso le ayudará a gestionar la compra de otros en una casa comercial de Valdivia donde él tiene amigos. Con su aval no tendrá problemas para conseguir un buen crédito para comprar todo lo que necesite para comenzar de nuevo.
A pesar de lo sucedido, Juan se veía tremendamente tranquilo. Alegre por haber salvado a su familia. Pensé que su estado de ánimo se debía tal vez a algún tipo de convicción religiosa o a esa especie de resignación que tantas veces he visto en los obreros agrícolas. Como si la desgracia fuera la parte más importante de la vida. Pero no me atreví a preguntar mucho. Me pareció una falta respeto tratar de ahondar más en la historia o en sus sentimientos.
Además, me dijo Juan..., el patrón le dio 150 mil pesos para ayudarlo en este momento. Antes de que alcanzara a decirle que me parecía poco dinero pensando que se le había quemado el sueldo y que eso era lo que gastaba al mes en alimentar a uno de sus tantos caballos de rodeo, Juan... agregó con cierta pesadumbre: el patrón no se puso con mucho.
Por suerte, continuó pensativo, se me ocurrió decirle a mi hija chica que el viejo pascuero no le pudo entregar los regalos porque como no tenemos casa, no supo donde dejarlos.
Su mayor tranquilidad era que su hija le había creído y se había alegrado pensando que el año próximo le traería esos y otros más.

sábado, 9 de enero de 2010

Abandonando el barco

Patricio Navia, Luis Gnecco y probablemente otros personajes menos públicos saltaron del barco del freismo y se unieron a las filas piñeristas, a velas desplegadas (mis disculpas por este lenguaje tan marcial).
Además lo anunciaron con bombos y platillos para que no nos quede duda que algo importante está pasando. No se trata sólo de un cambio de posición política, es mucho más que eso: de un día para otro descubrieron que Piñera representa una derecha renovada. Liberal. Inclusiva. Que no expresa algo demasiado distinto que la propia Concertación que, por lo demás, ya nos ha chantajeado bastante con su supuesta superioridad moral, originada en su defensa de los derechos humanos durante y después de la dictadura.
Afirmar esto, sin embargo, no es tan simple y tal vez requiere que el comentarista y el actor nos ilustren un poco. Es obvio que cuando hacen este análisis, no se refieren a la derecha de la UDI, sino a más bien a RN. Es decir, se refieren a la derecha que lidera Carlos Larraín, Presidente del partido y miembro del Opus Dei. El mismo que se indignó con la comparación que hizo Michelle Bachelet de su presidio con el de Ana Frank. Y que insinuó de una manera muy poco elegante que en el caso de la mandataria era de alguna manera merecido, ya que ella en esa época manifestaba ciertas "opciones políticas".
También, imagino, se refieren al diputado Alberto Cardemil. Recordado principalmente porque en su condición de Subsecretario del Interior de la dictadura apareció recién cerca de las dos de la mañana a reconocer su derrota en el plebiscito de 1988, a pesar de conocerla desde las once de la noche. Eso, descontando que antes, alrededor de las seis de la tarde, ya había anunciado que ganaba el "sí".
Como estos casos, se podría enumerar un largo listado de miembros de la nueva derecha piñerista descubierta por ambos, a la que no hay que temerle, porque de la noche a la mañana se les reveló liberal, igualitaria y respetuosa de las libertades individuales y los derechos humanos.
No es fácil buscar respuestas a esta nueva postura de Navia y Gnecco (por mencionar a los más visibles). Es probable que tenga que ver con castigar a la Concertación por la vía de entregar el voto al enemigo. Claro, con eso se reconoce de paso que nunca ha sido enemigo de uno. Que no hay distancia valórica que los separe (con el enemigo, se entiende). En otras palabras, es reconocer que votamos no por convicciones ideológicas, sino por tincadas, emociones u otro tipo de sensibilidades.
Otra respuesta podría ser que se está intentando saltar a tiempo a otro barco que se percibe como victorioso, para no perder la condición de agorero o bufón de palacio. De lo contrario, se estaría dispuesto a asumir la derrota con dignidad y codo a codo con los perdedores.
En fin. Como ciudadano común y corriente no es fácil encontrar respuestas a esta actitud.
Lo único que se me ocurre es pensar que Navia tiene razón cuando afirma que votar por Piñera es un opción válida siendo un concertacionista desencantado. Y no es ser traidor.
Pienso que en ello efectivamente puede tener razón. La historia nos ha demostrado suficientes veces que en el oportunismo no hay espacio para los colores ni mucho menos para la traición.

lunes, 4 de enero de 2010

El "estilo" Piñera*


Este cartel de publicidad electoral alcanzó a estar colgado varios días sobre un letrero estatal en Paine.

* Gracias al anónimo corresponsal que generosamente me envió la foto