Producto del lamentable incendio de la cárcel de San Miguel, en que más de 80 presos murieron calcinados o asfixiados, el "gobierno de excelencia" descubrió una serie de situaciones sociales novedosas.
La primera fue la dramática condición del sistema carcelario chileno. Hacinamiento, violencia y otra serie de amargos problemas fueron exhibidos como recién descubiertos y heredados de los años de la Concertación. Como si la derecha durante todo ese tiempo hubiera estado ajena al poder y a lo que le rodeaba.
Otro descubrimiento notable fue que en las poblaciones existe una cultura de la delincuencia, que se hace pública en situaciones como ésta y se expresa en diversos rituales. Autos corriendo a toda velocidad con tipos semidesnudos asomados por las ventanas, muchachos saltando sobre los techos de los buses y autos, otros disparando al aire cuando pasan con el ataúd frente a la cárcel. Sorprendente para el nuevo gobierno. Tal vez valdría la pena que se preguntaran también por la relación que existe entre esa cultura y las décadas de postergación y exclusión de un número nada despreciable de compatriotas que vive desterrados en los suburbios de las ciudades.
"La guinda de la torta" fue el descubrimiento de corrupción en gendarmería. Los presos tenían alcohol, cigarrillos, armas, teléfonos celulares y quizá cuanta otra cosa prohibida. Con un despliegue mediático inaudito hoy dieron de baja a 5 gendarmes por corrupción. ¿Es que acaso el nuevo gobierno no sabe de la difusa frontera que existe entre vigilantes y vigilados? ¿qué en la situación penitenciaria actual ambos dependen de la buena voluntad del otro?
Por último descubrió que en los módulos de la cárcel incendiada cohabitaban presos de diversas peligrosidades y tipos. Que producto de la escasez de espacio y la desorganización del sistema los mezclan a todos provocando que en el mismo módulo en que murieron quemados reos de alta peligrosidad, también lo hiciera uno que estaba detenido por ebriedad y otro por vender discos piratas.
Más allá de los avances que el nuevo gobierno está haciendo en entender el Chile de los excluidos, cuando pienso en el caso del reo que murió quemado por vender discos piratas, no puedo dejar de recordar lo anunciado el lunes por el Servicio Nacional del Consumidor. Con aires cancheros de triunfador el Director informó que había logrado acordar con las grandes casas comerciales chilenas que éstas eliminarían "algunas" de las cláusulas abusivas que incluyen en los contratos. En adjetivo "abusivas" es el que el propio SERNAC le da a cierta prácticas rayanas en la ilegalidad. Orgulloso de su sentido práctico el director agregó que si ello se resolviera por la vía de los tribunales el trámite podría demorar un par de años, y como de lo que se trata es de beneficiar al consumidor, es preferible eliminar, al menos, un par de los abusos existentes.
Dicho sea de paso, las grandes casas comerciales (retail) son hoy uno de los rubros económicos más lucrativos de Chile y uno de los que mayores ingresos genera.
Cuando se compara esta situación con la del fallecido vendedor callejero se me viene a la memoria lo que me contó hace un tiempo un querido amigo. En una visita que hizo a la cárcel vio al entrar un letrero escrito por los propios reos que decía: "aquí estamos los que robamos poco".
La primera fue la dramática condición del sistema carcelario chileno. Hacinamiento, violencia y otra serie de amargos problemas fueron exhibidos como recién descubiertos y heredados de los años de la Concertación. Como si la derecha durante todo ese tiempo hubiera estado ajena al poder y a lo que le rodeaba.
Otro descubrimiento notable fue que en las poblaciones existe una cultura de la delincuencia, que se hace pública en situaciones como ésta y se expresa en diversos rituales. Autos corriendo a toda velocidad con tipos semidesnudos asomados por las ventanas, muchachos saltando sobre los techos de los buses y autos, otros disparando al aire cuando pasan con el ataúd frente a la cárcel. Sorprendente para el nuevo gobierno. Tal vez valdría la pena que se preguntaran también por la relación que existe entre esa cultura y las décadas de postergación y exclusión de un número nada despreciable de compatriotas que vive desterrados en los suburbios de las ciudades.
"La guinda de la torta" fue el descubrimiento de corrupción en gendarmería. Los presos tenían alcohol, cigarrillos, armas, teléfonos celulares y quizá cuanta otra cosa prohibida. Con un despliegue mediático inaudito hoy dieron de baja a 5 gendarmes por corrupción. ¿Es que acaso el nuevo gobierno no sabe de la difusa frontera que existe entre vigilantes y vigilados? ¿qué en la situación penitenciaria actual ambos dependen de la buena voluntad del otro?
Por último descubrió que en los módulos de la cárcel incendiada cohabitaban presos de diversas peligrosidades y tipos. Que producto de la escasez de espacio y la desorganización del sistema los mezclan a todos provocando que en el mismo módulo en que murieron quemados reos de alta peligrosidad, también lo hiciera uno que estaba detenido por ebriedad y otro por vender discos piratas.
Más allá de los avances que el nuevo gobierno está haciendo en entender el Chile de los excluidos, cuando pienso en el caso del reo que murió quemado por vender discos piratas, no puedo dejar de recordar lo anunciado el lunes por el Servicio Nacional del Consumidor. Con aires cancheros de triunfador el Director informó que había logrado acordar con las grandes casas comerciales chilenas que éstas eliminarían "algunas" de las cláusulas abusivas que incluyen en los contratos. En adjetivo "abusivas" es el que el propio SERNAC le da a cierta prácticas rayanas en la ilegalidad. Orgulloso de su sentido práctico el director agregó que si ello se resolviera por la vía de los tribunales el trámite podría demorar un par de años, y como de lo que se trata es de beneficiar al consumidor, es preferible eliminar, al menos, un par de los abusos existentes.
Dicho sea de paso, las grandes casas comerciales (retail) son hoy uno de los rubros económicos más lucrativos de Chile y uno de los que mayores ingresos genera.
Cuando se compara esta situación con la del fallecido vendedor callejero se me viene a la memoria lo que me contó hace un tiempo un querido amigo. En una visita que hizo a la cárcel vio al entrar un letrero escrito por los propios reos que decía: "aquí estamos los que robamos poco".
2 comentarios:
Leyendo este artículo recordé la sentencia del
famoso delincuente Mackie Messer.
Dice Mackie: "¿Qué es el asalto a un banco comparado con la fundación de un banco?"
Teniendo a la vista la ficha médica del estado
cultural actual de nuestros gobernantes, espero
una enérgica declaración de la Ministra Secretaria General de Gobierno en contra de esta ofensiva frase de Mackie, o al menos la
promesa del Ministro del Interior, de que el
Gobierno será implacable para perseguir y castigar al tal Mackie Messer por ofensas a la dignidad de las personas que gobiernan este país. Y nuestro presidente, bueno, en su próxima visita a Inglaterra, ofrecerá todo el apoyo de Chile a Scotland Yard en su lucha contra el crimen organizado en el Soho que lidera el señor Macheath.
Están, en la Derecha, todos atónitos: no pueden creer lo que están viendo. JAMÁS SE LO HUBIERAN IMAGINADO. Si no, habrían tomado cartas en el asunto. Por ejemplo, le habrían exigido -con coraje- a Lagos lo que prometió Frei; a Bachelet -con patriotismo- lo que prometió Lagos.
Pasó el cuarto de hora y, en la actualidad, sólo les queda exculparse en los gobiernos anteriores y, pendularmente, a los gobiernos anteriores les cabe ahora exigir -con patriotismo y coraje- que no se le postergue más al lumpenploretariat (corrijo, a los más postergados) la dignidad que se merecen: cárceles con mucha higiene, áreas verdes y todo lo demás; que los gendarmes no sean tan pocos y que mejoren SUSTANCIALMENTE sus sueldos.
En el comentario anterior se recuerda una inmortal cita de un teatral bandido de Brecht.
Ahora yo recurro a un verso musical también del siglo pasado: "Y llegó el Comandante y mandó a parar".
De no ser así, nuestros hijos y los hijos de sus hijos estarán leyendo lo mismo, per sécula
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