Desde que a comienzos de julio se publicaron los resultados de la encuesta CASEN (Encuesta de Caracterización Socioeconómica que aplica el Ministerio de Planificación desde 1985, con periodicidad bianual o trianual), la discusión no se ha detenido.
El principal foco ha estado puesto en el aumento de la pobreza o, como gustan de decirlo los políticos, en el "retroceso que ha experimentado su combate". Dos millones y medio de pobres es la nueva cifra. De ellos, más de 630 mil corresponden a indigentes.
Muchos entendidos dijeron que estos resultados mostraban el fracaso de las medidas sociales de la administración saliente y que ello justificaba en gran parte la elección de quienes ahora gobiernan. Otros, asumiendo su defensa, arguyeron como razón los efectos de la crisis económica del año pasado.
Sólo uno pocos analistas más lúcidos adujeron temas metodológicos para explicar, en parte, dicho aumento. Pero también señalaron que si los criterios de medición fueran los adecuados, es decir, si se utilizara como indicador principal una canasta del año 2009 y no la histórica del 1987, y que si los valores para ser considerado pobre no fueran de 64 mil (para la ciudad) y 47 mil (para las zonas rurales), las cifras serían aún peores. En otras palabras, arrojarían una visión mucho más precisa de la pobreza que nos esforzamos por ocultar y despersonalizar detrás de una inagotable batería de estadísticos de aparente neutralidad.
Si se aplicaran otras mediciones, señalaron, la pobreza reconocida como tal por los datos oficiales no sería del 15 por ciento, sino que rondaría el 30.
Muy pocos, sin embargo, repararon en un detalle, al menos, igualmente importante: el problema no radica sólo en el aumento de la pobreza, sino también en un aumento de la concentración de la riqueza y, por ende, de la distancia entre estos dos Chile.
En relación a la encuesta anterior (2006), el 10% de los hogares más ricos aumentó en un 1,6 puntos porcentuales su captación del total de los ingresos autónomos, llegando al 40,2% de estos. Mientras el 10% de los hogares más pobres decreció en el mismo período en 0,3 puntos, captando apenas el 0,9% del total de los ingresos autónomos.
Esta situación pareció al Presidente Piñera simplemente intolerable y manifestó su irrestricta solidaridad con los compatriotas que sufren esta ignominiosa situación. Señaló, además, haciendo eco de los estudios de la CEPAL, que en nuestro caso bastaría con transferir un 1% del Producto Interno Bruto a quienes viven en condición de pobreza para que superen esa situación.
Se le olvidó, sin embargo, un pequeño detalle: que de acuerdo a publicaciones recientes, él pertence a una de las cuatro familias chilenas (Luksic, Matte, Angelini y Piñera) que controlan el 47% de todos los activos que se transan en la Bolsa, que representaron el año 2008 el 12,5% del PIB. Es decir, todo lo necesario para sacar a nuestros compatriotas varias veces y para siempre de la pobreza.
Una situación como la descrita ya no puede ser considerada injusta, es simplemente obscena.
El principal foco ha estado puesto en el aumento de la pobreza o, como gustan de decirlo los políticos, en el "retroceso que ha experimentado su combate". Dos millones y medio de pobres es la nueva cifra. De ellos, más de 630 mil corresponden a indigentes.
Muchos entendidos dijeron que estos resultados mostraban el fracaso de las medidas sociales de la administración saliente y que ello justificaba en gran parte la elección de quienes ahora gobiernan. Otros, asumiendo su defensa, arguyeron como razón los efectos de la crisis económica del año pasado.
Sólo uno pocos analistas más lúcidos adujeron temas metodológicos para explicar, en parte, dicho aumento. Pero también señalaron que si los criterios de medición fueran los adecuados, es decir, si se utilizara como indicador principal una canasta del año 2009 y no la histórica del 1987, y que si los valores para ser considerado pobre no fueran de 64 mil (para la ciudad) y 47 mil (para las zonas rurales), las cifras serían aún peores. En otras palabras, arrojarían una visión mucho más precisa de la pobreza que nos esforzamos por ocultar y despersonalizar detrás de una inagotable batería de estadísticos de aparente neutralidad.
Si se aplicaran otras mediciones, señalaron, la pobreza reconocida como tal por los datos oficiales no sería del 15 por ciento, sino que rondaría el 30.
Muy pocos, sin embargo, repararon en un detalle, al menos, igualmente importante: el problema no radica sólo en el aumento de la pobreza, sino también en un aumento de la concentración de la riqueza y, por ende, de la distancia entre estos dos Chile.
En relación a la encuesta anterior (2006), el 10% de los hogares más ricos aumentó en un 1,6 puntos porcentuales su captación del total de los ingresos autónomos, llegando al 40,2% de estos. Mientras el 10% de los hogares más pobres decreció en el mismo período en 0,3 puntos, captando apenas el 0,9% del total de los ingresos autónomos.
Esta situación pareció al Presidente Piñera simplemente intolerable y manifestó su irrestricta solidaridad con los compatriotas que sufren esta ignominiosa situación. Señaló, además, haciendo eco de los estudios de la CEPAL, que en nuestro caso bastaría con transferir un 1% del Producto Interno Bruto a quienes viven en condición de pobreza para que superen esa situación.
Se le olvidó, sin embargo, un pequeño detalle: que de acuerdo a publicaciones recientes, él pertence a una de las cuatro familias chilenas (Luksic, Matte, Angelini y Piñera) que controlan el 47% de todos los activos que se transan en la Bolsa, que representaron el año 2008 el 12,5% del PIB. Es decir, todo lo necesario para sacar a nuestros compatriotas varias veces y para siempre de la pobreza.
Una situación como la descrita ya no puede ser considerada injusta, es simplemente obscena.
1 comentario:
Fernámdez,
nada tiene que ver con la radicalidad que me legó la existencia, pero siempre he pensado que con las estadísticas uno puede "concluir" que el 90 % de las vacas tienen la habilidad de volar... uno puede argumentar lo que quiera y siempre va a encontrar un público que dé su testimonio, bien lo saben los medios de comunicación. Así continuamos reproduciendo mierda.
En fin, obsceno... como todo lo que rodea a nuestro mandatario.
Saludos
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