jueves, 10 de diciembre de 2009

Marco ¿el ingenuo?

Más allá de las caricaturas que se han hecho, a juicio de los entendidos desde la época del cura de Catapilco que la derecha chilena no había logrado montar una operación electoral tan exitosa como la que rodea a Marco Enríquez-Ominami.
Antonio Zamorano Herrera fue párroco de Catapilco (V Región) entre 1940 y 1956. Ese año resultó electo senador por Valparaíso y Quillota; cargo que desempeñó hasta 1961. En 1958 se postuló como candidato a la Presidencia de la República, obteniendo sólo 41.244 votos (3,36%). Sin embargo, ellos bastaron para evitar que Allende ganara y permitieron que Jorge Alessandri fuera elegido por 30 mil votos.
Esa especie de "cuña electoral" fue construida y patrocinada en gran medida por la derecha y logró confundir a parte importante del electorado de izquierda, dado su origen popular y militancia socialista.
Algo similar - dicen - ha ocurrido con MEO. La derecha lo ha puesto en los medios (en su mayoría de su propiedad) de manera permanente, dándole una cobertura superior a otros candidatos. Lo mismo ha hecho con la presidenta Bachelet. Sin querer desmerecer su gestión, lo que se ha intentado es realizar una operación "tijera", que ha instalado al candidato actual de la Concertación en el punto de cruce entre la popularidad de la presidenta y MEO. El objetivo es simple: dejarlo sin apoyo al poner a su lado a ambos (cosa nada difícil, pensando en la precariedad del candidato).
¿Cuál es la apuesta de la derecha? Que en la segunda vuelta gran parte del electorado de centro, que ahora está con Frei por su vínculo con la Concertación, no votará por MEO. Algunos han llegado a señalar, que de pasar éste el resultado será al menos 40 a 60.
Pero también hay quienes sostienen que MEO sabe que no pasará a segunda vuelta. Aquí las opiniones se dividen. Están quienes piensan que en esas circunstancias finalmente se alineará con Frei. El precio será el habitual: un par de ministerios, intendencias, gobernaciones y una que otra embajada. Para su padre adoptivo, por ejemplo, quien al parecer perderá la elección de senador y - dicen - añora París.
Otros creen que MEO intentará armar una nueva izquierda con mayor identidad y distanciada del centro político (y que esa sería la apuesta de Chávez y Correa, e incluso Fidel, quienes han contribuido con un generoso financiamiento, del que Marambio no sería mucho más que el estafeta). Esto, sin embargo, no se ve fácil, ya que si Frei pierde habrá varias boletas por cobrar.
Además, porque sus propuestas no son de izquierda, ni mucho menos sus adherentes. Es más bien una mixtura de orígenes e intereses que se ha apropiado del discurso más clásico de la derecha: el discurso anti-política.
En síntesis, no está claro si MEO es un tipo de una lucidez tal que le permite proyectar esta elección mucho más allá de su contingencia o si su vanidad lo lleva a rayar en la estupidez y no ve la operación que hay detrás de su campaña.
Es decir, si bajo todo ese desplante hay una gran estrategia, pragmatismo o una enorme ingenuidad política.
Como sea, el enigma se descifrará pronto.

1 comentario:

Marcela dijo...

Inteligentes tus observaciones, como siempre. A la distancia, y aunque suene frívolo, que aburrida la escena política actual. Tanto que esta vez ni siquiera creo se hayan dado el trabajo de crear un nuevo cura de Catapilco. En esa época la derecha si temía la alternativa que representaba Allende. ¿Crees que un gobierno más de la COncertación atemorice tanto al empresariado que les financia?
Sólo una preocupación importante les podría llevar a elaborar una artimaña asi. Como está el escenario hoy por hoy, no creo que los ideólogos de la derecha hagan estrategías tan elaboradas. Creo que el escenario de hoy simplemente responde a qué se ha abierto una oportunidad inusitada de hacer algo de eco, para alguien que quiere darse a conocer por un lado, con sus ambiciones políticas, y un sector que se siente disconforme y ya le da demasiada verguenza apoyar de buenas a primeras a Frei, o aún a pesar de las comodidades que encierra el actual orden de cosas todavía guarda ideales.
Tantos años de concertación (más encima Frei) han dejado la bandeja servida, la derecha no necesita devanarse tanto los sesos.
Lo que me parece más lamentable de este escenario político es la falta total de sueños, un país donde la mayor parte de las preocupaciones de que la derecha gane son por la posibilidad de perder el puesto de trabajo. Algunos porque no quieren jefes de derecha, ya todo es tan práctico que duele. ¿Dónde se metió la discusión por los proyectos de país? Que dañino este señor mercado.
Cariños

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