lunes, 14 de diciembre de 2009

Carta a la izquierda progresista

Queridos compañeros de izquierda progresista,

me dirijo a ustedes para felicitarlos. En primer lugar, por su trabajo. Gracias a su esfuerzo llevaron a buen término la candidatura de Marco, aun cuando perdieron a todos los soldados parlamentarios. Pero bueno, es deber de un soldado morir por sus superiores.
En segundo, por su consecuencia. Por insistir en que los votos de Marco no son endosables a ninguno de los candidatos, porque "no son la esperanza de un país distinto". Bueno, salvo por lo que insinuó cuando dijo que tal vez, si renunciaban los presidentes de partidos de la Concertación.... Pero bien sabemos que éste puede haber sido un lapsus en el fragor de la batalla.
Pero además les escribo para plantearles algunas inquietudes que tengo, como compañero de izquierda conservadora que no logra comprender muy bien a la progresista (posmoderna, como suelen llamarla con mala leche).
La primera duda se refiere a la posibilidad de ser de izquierda con apoyos transversales y sin partidos. Es decir, apoyados por gente de derecha y por otros tantos de izquierda que sienten una atracción genética por ser Marco hijo de quien es, y no por ideas. Antes, al menos lo que recuerdo, los proyectos de izquierda y de derecha eran excluyentes, porque se diferenciaban en el tipo de sociedad que se quería construir y en el modo de lograrlo.
La otra duda se refiere a la renuncia a negociar con la Concertación y facilitar así la llegada de la derecha el gobierno. Puede ser que ello se deba a una estrategia de largo plazo: agudizar las contradicciones del capitalismo y lograr, si no hacer la revolución, ganar el 2014 por la vía electoral. Si fuera así, es comprensible, salvo por las implicancias que ello podría tener para los pobres. No digo que se vayan a empobrecer aún más, ya que la derecha no será tan idiota como para reducir las ayudas sociales. Al contrario, será lo suficientemente inteligente para seguir acrecentando la ya insalvable distancia que los separa de ellos.
En este punto me pregunto además cómo es posible que una izquierda progresista soslaye la cuestión moral de entregar el poder a quienes trabajaron con y para la dictadura. Coincido en que sobre la Concertación se pueden decir muchas cosas, pero en esto sí tiene una distancia moral con la derecha. También concuerdo en que ésta es una duda retrógrada cuando de lo único que se quiere hablar es del futuro. Pero tal vez en este aspecto se necesite recordar el pasado.
He tratado de responderme esta última pregunta pensando que los generales de Marco (él incluido) no vivieron mucho en Chile, como Marambio, o su vocero, Álvaro Escobar, o su padre adoptivo. Y que, por lo mismo, no tienen esa aversión a la derecha pinochetista que aún tenemos quienes vivimos toda la dictadura acá.
Pero no quiero aburrirlos, sino sólo plantearles dudas que me cuesta responder. En ocasiones me pregunto si lo sucedido tiene que ver con construir otro tipo de sociedad, como aún pensamos los más conservadores que es posible, o si se trata sólo de una clásica purga entre cúpulas, en la que en esta oportunidad el objetivo no es ganar, sino hacer que el otro pierda. Y en la que los pobres no representan mucho más que un voto.

1 comentario:

Merlinux dijo...

Toda la razón, ahora es el momento de "hacer de tripas corazón" y -con toda la repugnancia que pueda significar- tenemos que apoyar a Frei, por que es el menor de los males. Que tan menor, puta no sé.

Pero de que es menor, lo es.

(Perdonen el vocabulario pero no me quedó otra que decir Frei)

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