El primero de los siete famosos debates entre el republicano Abraham Lincoln y el demócrata Stephen A. Douglas tuvo lugar el 21 de agosto de 1858, en Ottawa, Illinois. El acuerdo era bastante simple: Douglas partiría con una presentación de una hora, luego Lincoln dispondría de una hora y media para responder y, finalmente, Douglas podría replicar durante los treinta minutos siguientes.
Con sus cuatro horas, era un debate relativamente breve para la época. Otros eran realizados considerando pausas para que los oyentes fueran a sus casas a comer y luego regresaran a continuar escuchando a los candidatos.
Por lo demás, no se trataba sólo de candidatos a la presidencia, sino a cualquier cargo público importante de elección popular*.
Ésta era la época en que la política formaba parte importante de la vida social y buscaba transmitir una cultura cívica. En estos discursos se presentaban visiones de mundo, de país, de desarrollo, etc. Se ofrecían categorías para pensarse a sí mismo como sociedad y se hacían propuestas acerca de cómo podría ser el futuro.
No tiene que ver esto sólo con que en aquellos tiempos había grandes oradores, sino también con que al frente tenían grandes oidores. Es decir, unos y otros estaban en condiciones de dedicarse a pensar el desarrollo social por varias horas al día, al menos en períodos de campaña.
De estos discursos también tenemos noticias en Chile. Se recuerda particularmente a Arturo Alessandri, también a su hijo, Jorge. Por supuesto a Allende y otros grandes oradores que eran capaces de poner el circulación no sólo un recetario de medidas económicas, sino una visión de sociedad y de futuro.
Los debates actuales, en cambio, descansan principalmente en la capacidad que el candidato tenga para decir alguna minucia en un tiempo mezquino. Nadie quiere hablar mucho, ni tampoco escuchar mucho. Además, pareciera ser que lo único que interesa, por una parte, es trasmitir medidas concretas y, por la otra, tratar de encontrar en ellas el espacio que le corresponde a cada uno.
De ese modo hemos ido transformando la política en una especie de lista de supermercado y a los ciudadanos en gente que busca la mejor oferta: un bono de 40 lucas, la extensión del plan AUGE a otras dos enfermedades, 3.000 carabineros más, privatización de un parte de CODELCO, un millón de nuevos empleos, un sueldo ético familiar, etc.
El mejor ejemplo de esto es el surgimiento de twitter (que en español significa gorjear o piar) como herramienta para transmitir los exiguos pensamientos políticos de los candidatos, en el menor número de palabras posibles. Esto no tiene ninguna relación con mejorar la capacidad de síntesis, sino con simplificar el lenguaje y las ideas.
Hace unos días alguien propuso hacer un debate entre los actuales presidenciables en twitter. Propuesta que por muchos fue alabada como una gran idea.
Tal vez un debate de 4 horas sea una exageración, pero uno en twitter me parece una ridiculez.
*Historia narrada en el libro de Neil Postman: Wir amüsieren uns zu Tode. Urteilsbildung in der Zeit der Unterhaltungsindustrie. Frankfurt a. M.: Fischer Verlag, pp. 60 y ss., 2000.
Con sus cuatro horas, era un debate relativamente breve para la época. Otros eran realizados considerando pausas para que los oyentes fueran a sus casas a comer y luego regresaran a continuar escuchando a los candidatos.
Por lo demás, no se trataba sólo de candidatos a la presidencia, sino a cualquier cargo público importante de elección popular*.
Ésta era la época en que la política formaba parte importante de la vida social y buscaba transmitir una cultura cívica. En estos discursos se presentaban visiones de mundo, de país, de desarrollo, etc. Se ofrecían categorías para pensarse a sí mismo como sociedad y se hacían propuestas acerca de cómo podría ser el futuro.
No tiene que ver esto sólo con que en aquellos tiempos había grandes oradores, sino también con que al frente tenían grandes oidores. Es decir, unos y otros estaban en condiciones de dedicarse a pensar el desarrollo social por varias horas al día, al menos en períodos de campaña.
De estos discursos también tenemos noticias en Chile. Se recuerda particularmente a Arturo Alessandri, también a su hijo, Jorge. Por supuesto a Allende y otros grandes oradores que eran capaces de poner el circulación no sólo un recetario de medidas económicas, sino una visión de sociedad y de futuro.
Los debates actuales, en cambio, descansan principalmente en la capacidad que el candidato tenga para decir alguna minucia en un tiempo mezquino. Nadie quiere hablar mucho, ni tampoco escuchar mucho. Además, pareciera ser que lo único que interesa, por una parte, es trasmitir medidas concretas y, por la otra, tratar de encontrar en ellas el espacio que le corresponde a cada uno.
De ese modo hemos ido transformando la política en una especie de lista de supermercado y a los ciudadanos en gente que busca la mejor oferta: un bono de 40 lucas, la extensión del plan AUGE a otras dos enfermedades, 3.000 carabineros más, privatización de un parte de CODELCO, un millón de nuevos empleos, un sueldo ético familiar, etc.
El mejor ejemplo de esto es el surgimiento de twitter (que en español significa gorjear o piar) como herramienta para transmitir los exiguos pensamientos políticos de los candidatos, en el menor número de palabras posibles. Esto no tiene ninguna relación con mejorar la capacidad de síntesis, sino con simplificar el lenguaje y las ideas.
Hace unos días alguien propuso hacer un debate entre los actuales presidenciables en twitter. Propuesta que por muchos fue alabada como una gran idea.
Tal vez un debate de 4 horas sea una exageración, pero uno en twitter me parece una ridiculez.
*Historia narrada en el libro de Neil Postman: Wir amüsieren uns zu Tode. Urteilsbildung in der Zeit der Unterhaltungsindustrie. Frankfurt a. M.: Fischer Verlag, pp. 60 y ss., 2000.
3 comentarios:
Me parece un excelente tema de análisis. Es genail poder hacerlo en este espacio, ya que la web, por lo general, no nos dej
Considerando los candidatos, twitter podrìa ser suficiente para lo que tienen que decir...
Hoy en dia es dificil encontrar medios que esten dispuestos a utilizar o dedicar mas tiempo de lo presupuestado en hacer debates presidenciales,por que ? porque no venden.
Ahora el por que no venden es por que la gente no los demanda, y a lo mejor aca tambien hay grandes personas y buenos oradores, y viceversa o todo locontrario. Pero el problema es que cada vez quedamos menos buenos oidores o simplemente nos interesa menos la politica y eso si que es grave, con respecto a twiter creo que hay gente desesperada por buscar medios para transmitir debates y lo mas importante mas alla del medio es el formato y el tiempo que se le pueda dedicar. ahora ese medio debe tener garantias o parametros para poder realizar un debate con tiempo y formato adecuado y yo creo que twiter no lo posee quien me asegura que detras del pc este el candidato y no una pila de asesores o que simplemente copien y peguen.
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