Carta abierta al Señor Sebastián Piñera Echeñique
Excelentísimo Presidente de la República
En nuestra calidad de académicos universitarios, nos dirigimos a usted, con el respeto que a su persona y a su cargo corresponde, para plantearle el desafío siguiente:
Señor Presidente, solicitamos que lidere el diseño de un proyecto político trascendente para resolver definitivamente el histórico y grave problema de la educación en Chile, con espíritu de futuro, de inclusión y de interés nacional.
El problema de la educación no es técnico, ni económico, ni de falta de ideas, ni normativo, sino político. Todas estas acciones derivan del diseño de una política de largo plazo que fije el norte de la educación y guíe el proceso de toma de decisiones, para satisfacer las aspiraciones y necesidades del conjunto de la sociedad chilena. En su calidad de Jefe de Estado, usted posee la legitimidad otorgada por el sufragio universal democrático y la responsabilidad histórica de liderar las políticas que la sociedad requiere para su bienestar.
Se encuentra hoy usted en la encrucijada de entrar a la historia como el Jefe de Estado que asumió la trascendental tarea de dar solución a un problema fundamental de la nación, o como un Presidente que no pudo asumir la crisis educacional contemporánea más grave de la sociedad chilena, en los últimos 23 años. Las decisiones del Presidente no pueden tener otro norte que el bienestar de la sociedad en su conjunto y no los beneficios de un determinado grupo social.
Este grave problema de la educación en Chile, se puede traducir en siete oportunidades que no se deben dejar pasar:
2. Equilibrio: Se requiere balancear la relación porcentual entre los alumnos que egresan de la enseñanza básica y media en Chile y optan por estudios técnico-profesionales, con los egresados de la formación universitaria. Hoy, estos ámbitos de vocación y estudios son drásticamente asimétricos.
3. Consistencia: Es necesario dar solidez a los procesos de acreditación. Las pruebas nacionales e internacionales, acreditaciones y certificaciones, revelan que la calidad de los contenidos, métodos y ejercitaciones, están bajo los estándares que se esperan de un país que pretende entrar a una fase de desarrollo avanzado.
4. Formación ciudadana: En nuestro país es urgente que la educación deje de estar orientada preferentemente a la transmisión de contenidos en relación a la adquisición de un título de habilitación profesional. Apremia una formación integral. Las consecuencias de esta confusión, en el mediano y largo plazo, pueden ser adversas a la necesaria cohesión social de un país inmerso en un mundo globalizado.
5. Regulación: Se debe diseñar para Chile un Sistema de Educación coherente en cuanto a acceso, financiamiento, oferta académica, marco de cualificaciones, entre otros. Hoy existen diversos actores interactuando según leyes de mercado en un territorio de fronteras difusas, llamado educación. Cada actor vela por su interés exclusivo y no hay quien vele por el interés educativo de la sociedad y del país en su conjunto.
6. Gestión solidaria: El sistema educativo debe entenderse bajo el concepto de solidaridad. El sistema de financiamiento que impera en Chile, por su parte, ha permitido que aquellos que toman las decisiones ejecutivas y legislativas del país, estén también involucrados en la propiedad de establecimientos educacionales en todos los niveles. El largo pero sostenido proceso de abandono del Estado de sus universidades, estratégicas para el país, revela que la educación pública no es su objetivo prioritario. El énfasis puesto en el subsidio a la demanda en el proyecto actual de presupuesto de la nación, revela la voluntad de impulsar aún más la educación como un negocio.
7. Coyuntura: Este es el momento de implementar una verdadera política para la educación en Chile. El presupuesto de la nación, actualmente en debate, es el instrumento que manifiesta esa voluntad política. Así, no sólo se contará con aportes basales que puedan regular matrículas y aranceles, sino además estimular a los futuros científicos, profesionales y técnicos, a través de una formación solidaria e integral para que puedan interactuar a los más altos niveles internacionales.
Todo lo expuesto anteriormente se puede lograr desde la visión global del Estado y el diseño de una política consistente y no desde la visión parcial del mercado privado de la educación.
Entendemos que el Presidente de la República es absolutamente sensible a estos problemas, y a la oportunidad de resolverlos, además de velar por los intereses públicos y colectivos por sobre los intereses individuales y grupales que agravan los problemas antes mencionados. Además, sabemos que su Excelencia entiende que la crisis educacional actual proyecta una imagen que no va de acuerdo a la de un país que pretende liderar procesos fundamentales en América Latina. Consideramos que es conveniente que este conflicto llegue a su fin y sin ganadores y derrotados, sino con un proyecto político sólido y compartido que augure la solución de todos los graves problemas antes descritos.
Señor Presidente, de su autoridad depende la decisión histórica de dar un término satisfactorio a largos años de una educación con graves deficiencias.
Es por todo lo anteriormente señalado, que nos permitimos proponer a usted el desafío político indicado. Pensamos que el momento propicio es ahora.
Con nuestro mayor respeto,
Académicos Escuela de Arquitectura, Universidad de Santiago de Chile
Santiago, 25 de octubre de 2011
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