sábado, 19 de junio de 2010

Los Excelentes

Por Daniel Casanova

Toda la sutil brutalidad de la nueva forma de gobernar se expresa en los mapas del SIMCE, donde se identificarán con colores los colegios según su rendimiento en esa prueba. "Eso significa que la subvención que va con el niño va a ir al colegio bueno y ese colegio bueno va a crecer y aumentar la matrícula; al mismo tiempo, los colegios que están mal cuando vean que van a perder alumnos tienen que ponerse las pilas y empezar a mejorar, ese es el objetivo", explicó el Ministro Joaquín Lavín.
Este gabinete de la excelencia, con doctorados en universidades de clase mundial, pasa por alto algunas catedrales que están ante sus ojos.
A un observador desprevenido, pero desinteresado, se le ocurriría temprano la hipótesis de que la baja calidad de la educación chilena algo tiene que ver con el hecho de estar entregada a mecanismos de mercado. La simple sincronía temporal de ambos fenómenos (liberalización mercantilista - descenso de la calidad) obligaría a indagar en el fenómeno hasta a un científico aficionado. Es como cuando a alguien se le ocurrió que las mareas tenían que ver con las fases de la luna. Simple inducción.
El mismo observador, sin necesidad de doctorarse en Standford, podría reparar que no existe en el mundo evidencia de sistemas educativos de calidad equitativamente distribuida, cuyo motor sea el lucro y la competencia por estudiantes portadores de la subvención. Es por eso que, cuando los comentaristas mercuriales suelen sacar el caso de Finlandia como ejemplo de un sistema que funciona, enumeran sus características, pero omiten o mencionan a la pasada, que es un sistema mayoritariamente público y bajo fuerte regulación estatal.
Pero si nuestro observador ya no es tan desprevenido y tuvo la suerte de hacer un curso de estadística de pregrado, podrá constatar que el semáforo basado en puntajes brutos promedio es precisamente una brutalidad, ya que no da cuenta de las variaciones internas y de las variables de contexto. Los colores basados en puntajes brutos incentivarán la selección de estudiantes por habilidad en escuelas sobredemandadas y, por esa vía, la reproducción de la ventaja relativa. Luego, existe el riesgo de elegir escuelas de alto puntaje, pero incapaces de enseñar bien y matar a las escuelas de puntaje modesto, que están haciendo un buen esfuerzo positivo en contextos adversos.
Si ya nuestro observador se graduó en una maestría, se percatará que el mercado no es un espacio neutral, y que la capacidad de elegir bien está en directa relación a los recursos económicos y capital cultural disponible en las familias. Según gente como Lavín y sus "excelentes", en el mercado todos somos iguales y las diferencias -en materia educacional- se darán ahora por los diferenciales en la capacidad de elegir bien. O sea, a partir del próximo SIMCE la culpa de la mala educación se traslada a los malos padres que no supieron elegir, pese a que se les entregó el bendito semáforo.
Y a propósito de mercado y lucro, ¿que han dicho las facultades de educación sobre todo esto? Hoy 17 de junio, cuando ya Lavín está repartiendo sus mapitas, si se ingresa en las noticias del Google la cadena de palabras "simce - colores - decano" se obtiene un solitario resultado.

3 comentarios:

Merlinux dijo...

Un asco de visión. Osada ignorancia ...o simple "niño de los mandados". ¿Fué Lavin capaz de idear esta "genialidad" el sólo? ¿Por qué nadie lo detiene?

Sin caer en el juego de las conspiraciones, da la impresión de que han descubierto la forma de controlar las mentes de la oposición.

Anónimo dijo...

Ups, lo que te había pedido :D una nota sobre el nuevo ministro de educación.
Sabes de sobra, lo que opino respecto a la educación y sus facetas perversas para distinguir entre buenos y malos, alumnos dotados y no dotados, y todos los que el juego de la supuesta meritocracia deja por el camino. Y claro, un juego que ya es medio perverso en si, pero el cual, creo, puede ser paleado, en parte, por intentos serios de equidad, sólo se ve profundizado con acciones de este tipo.
Recuerdo cuando a fines de los 80 se dividió la enseñanza media, entre científicos y humanistas, y biológicos y etcc..... Recuerdo que los que estudiábamos en liceos como el mío, en Lanco, y éramos del humanista, que se suponía éramos los flojos, o tontos, pues no teníamos ni siquiera clases a menudo. Había pocas salas de clases, y cuando no había disponibilidad, se privilegiaba que los del científico matemático tengan clases y nosotros ahí parados haciendo hora, muertos de aburrimiento y frío en los pasillos, en un sistema que ya de por si es aburrido. Creo que un profesor comprometido de todas formas hubiera planificado una clase interesante en el pasillo, pero nunca lo hubo.
Así que esto, claro está, me espanta, me preocupa. Ya la educación es altamente competitiva, con un discurso meritocrático muy mal entendido como para agregarle estas medidas que pueden, incluso siendo positivos, estimular a la dirección de un colegio, pero objetivamente el cuerpo docente en los colegios menos privilegiados generalmente es de menor calidad. Recordemos todas las falencias que ya trae este sistema tan entregado al mercado, como son por ejemplo los profesores de sábado que egresan a montones y que en su mayoría van a parar a los colegios rurales.
Quien resguarda la calidad del profesorado en los colegios rurales por ejemplo. La educación básica la hice de 1º a 8º, en un colegio rural, una escuela G, y el ritmo de trabajo era deprimente, me aburría a montones, había periodos del año en que no avanzábamos nada, íbamos a estar pasivos los periodos completos de clases, mientras los profesores hacían cosas misteriosas en los libros de clases. No todos, también había gente maravillosa, que si se preocupaba tuviéramos actividad, pero la menos. Lo mismo dentro de los profes de sábado, puede haber alguno bueno, pero mientras no se les evalúe en forma uniforme a nivel nacional, no se equiparara nada, qué se saca sometiendo a los niños al estrés del SIMSE, si la calidad de docentes que les forma no está primero medianamente equiparada..
A ese tipo de cosas fundamentales debería apuntan una política que de verdad tenga en ánimo de equilibrar las cosas. Los gobiernos de la concertación, a mi juicio, también fueron un fracaso absoluto en términos de dar equidad a la educación. Invirtieron o botaron dinero a raudales infraestructura, y no en lo más importante, calidad en la docencia. La excusa siempre es, todo estaba tan mal que había que empezar por algún sitio, pues se concentraron donde no debían, eso es indudable, hubieran gastado un tercio en infra, y el resto en pedagogos de primer nivel, y comprometidos. Pero la verdad veo hoy el mismo colegio donde estudié lleno de ordenadores, biblioteca, muchas aulas, y mira con peores profesores que antes en su mayoría y la cosa no avanza nada a pesar del despilfarro de recursos. Que construyen un jardín infantil en un sitio, que luego en otro, y queda la infra botada, porque todo este botar presupuesto en infra por parte de la concerta tb. parecía un competencia. Y ahora con el mapeo de este nuevo gobierno seguro le quitaran presupuesto por calidad y de nuevo el circulo, porque ni unos ni otros apuntan a lo importante.
Bueno, lo siento si mis comentarios molestan a los expertos en educación por lo poco fundamentados, pero no hay espacio, no soy una experta, y sólo digo lo que me parece obvio. Y por último, este es un espacio para reflexionar, y estar en desacuerdo.
Saludos.
Marcela

Anónimo dijo...

Mira, justo encontré en la página de una amiga, este artículo de un experto en educación, obviamente mucho más autorizado que yo para comentar sobre el tema, pero que piensa lo mismo. Que el gran error de la educación chilena ha sido no invertir en buenos profes.
Saludos
Marcela
http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2010/06/24/%E2%80%9Cla-competencia-en-educacion-es-una-locura-de-la-derecha%E2%80%9D/

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