lunes, 10 de agosto de 2009

La seducción de lo banal

No es fácil definir la posición política del joven candidato presidencial Marco Enríquez Ominami.
¿Es de izquierda o de derecha? ¿rompió con los cánones tradicionales y está más allá de esas distinciones? ¿es una transcandidato? ¿representa el arribo el populismo, frente a la administración patéticamente ajustada al "desierto de lo real" que han llevado a cabo la Concertación y la Alianza?
Tampoco es fácil determinar el origen de su éxito, ¿se debe a su juventud? ¿a su herencia de izquierda? ¿a su liberalismo económico? ¿a su capacidad mediática? ¿a su discurso contra la política?
O ¿basta con suponer que su adhesión se debe al apoyo tácito que le han dado la derecha y sus medios a su candidatura? Si así fuera, sería ésta, además, una arriesgada apuesta, ya que no está claro que Enríquez le gane en primera vuelta a Frei, como tampoco lo está que sus votos no se vayan después a la Concertación. Más interesante aún: en el caso que Enríquez pase a segunda vuelta, no se sabe cuántos votos concertacionistas se van a ir con Piñera, a fin de asegurar la institucionalidad política, que Enríquez no garantiza.
Pero sigamos con las preguntas: ¿cómo es posible que los actores más importantes tras su campaña sean simultáneamente Rodrigo Danús, empresario de la farándula televisiva chilena; Paul Fontaine, un reconocido economista de derecha; y el actual empresario Max Marambio, ex GAP de Allende y el último refugiado de la embajada cubana después del golpe? ¿qué puede unir a tan disímiles personajes?
¿Cómo se llegó a la construcción de esta candidatura? ¿qué ha pasado, más allá de los desaciertos de la Concertación y la Alianza?
Creo que en un escenario de candidatos sin carisma y sin grandes proyectos, Enríquez se abre paso yendo aún más allá: simplificando la política, rebajándola a un conjunto es eslogans con escaso sentido y reduciéndola a la obviedad.
Algunos botones de muestra:
"Esta candidatura no tiene ningún afán privatizador y el que privatizó las sanitarias fue otro candidato (...) no es lo mismo una empresa estatal que una empresa pública, eso es lo que no aceptamos, ya que Codelco hoy se encuentra secuestrada por dirigentes de partidos políticos y lo que nosotros queremos es cumplir con el sueño de Allende, de que el cobre sea para todos los chilenos".
"Yo creo que hoy la política está fallando, por lo tanto es necesario reformular la política y nosotros creemos en el semipresidencialismo y el federalismo atenuado. Eso es básico para implementar otras medidas de largo plazo que tiendan a la equidad".
"Soy el único candidato que se ha manifestado categóricamente en contra de Hidroaysén, y salvo que la empresa me demuestre lo contrario respecto a los negativos efectos de su proyecto, recién ahí pensaría en cambiar mi posición".
"Acá va a venir cualquier candidato ajustando sus discursos y flexibilizándolo según las zonas, por eso nosotros apuntamos a esta reforma para que se garantice de forma permanente que no vengan más políticos a hacer campañas con promesas para gobernar con explicaciones".
Creo que lo realmente atractivo de Marco Enríquez no es su complejidad, sino su superficialidad. De ahí que no importe ser de derecha o de izquierda, sino saber decir lo que el auditorio quiere escuchar y de tal manera que cautive.
Marco Enríquez no representa, a mi juicio, una política rupturista que vaya más allá de la actual dualidad entre Concertación y Alianza. Es mucho menos que eso: representa la peligrosa seducción de lo banal.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Preguntar si Enríquez-Ominami es de izquierda o derecha, me parece una pregunta equívoca. Como
el articulista mismo lo expresa en la última línea, es simplemente banal.

Merlinux dijo...

Un interesante sitio web que permite seguir las afirmaciones de los candidatos muestra si son verdad o mentira, aquí MEO parece llevar la delantera (en cuanto a las mentiras)

http://www.vota2009.cl/elecciones/ficha/1295.html

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