martes, 19 de julio de 2016

La incomprensible generosidad de la Comisión Nacional de Acreditación

Imagine el lector, por un instante, que es Presidente de la Comisión Nacional de Acreditación; aquella institución que por mandato legal carga con la pesada responsabilidad de promover y fomentar la calidad de la siempre maltratada educación superior chilena.
Imagine el lector, además, que en el ejercicio de tan alta función, debe presidir una sesión en que se decidirá si se renueva o no la licencia de una Agencia de Acreditación. Como Presidente, usted bien sabe que tales agencias tienen a su cargo la acreditación de carreras de pregrado y programas de magíster, de acuerdo a los criterios que la institución a su cargo ha definido. Por lo tanto, son las garantes de la rigurosidad de los procesos de aseguramiento de la calidad que, en su nombre, se llevan a cabo.
Esta sesión de la que hablamos tiene lugar – pongamos una fecha cualquiera – el 9 de marzo de este año. Comienza con una extensa presentación del relator, en la que se expone el estado de las numerosas observaciones que se había hecho a la agencia en cuestión en noviembre de 2015, cuando por unanimidad se rechazó la renovación de su licencia.
Luego de analizar detenidamente la nueva solicitud los resultados fueron los siguientes: de las 25 observaciones formuladas, la agencia respondió satisfactoriamente 4 (16%), parcialmente a 8 (32%) y no dio respuesta a las restantes 13 (52%). Es decir, no solucionó el 84% (21) de las mismas observaciones que en noviembre del año pasado habían llevado a la Comisión Nacional de Acreditación a negarle la autorización para seguir funcionando.
Terminada la lata relatoría se  procede a la votación que definirá el futuro de la agencia peticionaria, pero sobre todo tal votación dará cuenta si el funcionamiento del sistema es real, efectivo y probo.
Imagine ahora el lector, que el resultado de la democrática votación que sigue a la relatoría  termina en un empate, con la siguiente distribución de votos:

A favor
Designado/a por
Jaime Alcalde
Los Institutos Profesionales
Hernán Burdiles
El Sector Productivo
Víctor Fajardo
El CRUCH
María Fernanda Juppet
Las Universidades Privadas
Blanca Palumbo
Las Universidades Privadas
Alejandro Weinstein
Los Centros de Formación Técnica

En contra
Designado/a por
Dora Altbir
El CRUCH
Víctor Cubillos
El CRUCH
Fernando Escobar
Una Asociación Disciplinaria o Profesional
Ezequiel Martínez
Representante Estudiantil
María de la Luz Mora
CONICYT
Javier Ruiz del Solar
CONICYT

Ahora, en este supuesto escenario, es usted estimado lector, en uso de su soberana potestad como Presidente de la Comisión el que ha de dirimir el empate.
Con tales antecedentes a la vista y en la mano ¿cómo votaría, si de verdad le interesara cautelar la calidad de la educación superior del país y no los intereses corporativos de un segmento de instituciones?
Dejemos hasta ahí este ejercicio imaginario y concedamos ahora la palabra a los hechos reales: el actual Presidente de la CNA, Alfonso Muga, votó a favor de la renovación por 7 años de la licencia de la Agencia Acreditadora de Chile. Esto, aunque tal agencia había cumplido satisfactoriamente con apenas el 16% (4 de 25) de las observaciones que se le había hecho cuando se rechazó su primera solicitud.
En estos tiempos tan pródigos en sospechas, sería importante conocer las razones de este voto, a fin de comprender mejor cuál es el criterio de “aseguramiento de la calidad” con que el señor Presidente Muga conduce la CNA y que lo llevaron a realizar tan generosa concesión.

3 comentarios:

miguel dijo...

Ojalá fuera fábula. Como no lo es, el "sin comentarios" equivale a la máxima felicitación y agradecimiento por esta columna.

el actor secundario ... dijo...

Yo hubiese votado en contra, lo juro!!!, a no ser que...

Natalia dijo...

Hola Enrique, gracias por la columna... hasta la esperanza del pobre tiene un límite. Triste.

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