domingo, 23 de enero de 2011

Nada nuevo que pensar ni decir

No cabe duda que el pensamiento neoliberal, a pesar de la pobreza de muchas de sus formulaciones, ha pasado decisivamente por encima del de izquierda, a pesar de su - muchas veces - alta sofisticación (o gracias a ella).
La pregunta que cabe plantearse es ¿por qué? ¿Por qué no se ha podido articular un pensamiento político de izquierda que contenga un análisis crítico de lo que sucede, que haga sentido en una mayoría importante de población y que ofrezca una perspectiva distinta de la - aparentemente - única realidad posible?
Esta pregunta apunta más allá de la dramática precaridad de los partidos de izquierda, que no sólo han sido chantajeados para dejar de ser "ideológicos" en una época en que - a juicio de la derecha - ya nadie lo es, sino que también han renunciado gustosos a ello, a cambio de un espacio en el realismo político.
Evidentemente no tengo la respuesta, sólo un par de hipótesis. Pienso que la principal dificultad para generar un pensamiento que se contraponga al hoy dominante tiene relación con la forma en que ello se ha intentado enfrentar. Con la manera de comprender el capitalismo y con la dificultad para encontrar o asumir una base ética para un pensamiento político distinto.
La izquierda insiste en ver en el capitalismo un proyecto histórico unívoco, al cual, entonces, hay que oponer otro proyecto. Pero - pienso - que el capitalismo no es un solo proyecto histórico, es a la vez mucho menos y mucho más que eso.
Mucho menos, ya que es ante todo una energía, cuya concreción es el afán de lucro. Por lo mismo, los actores involucrados y las modalidades en que se puede llegar a él son infinitas y no articuladas (como se piensa en la izquierda). Así, millones de personas que no tienen nada en común, operan simultánea y capitalistamente en todo el mundo, instalando y consolidando las estructuras jurídico-económicas que permiten el flujo de dicha energía. Pero eso es muy distinto de concebir una idea de sociedad y luego intentar hacerla realidad. La confusión se produce, entonces, por pensar que el fundamento común - la energía lucrativa - lo convierte en un proyecto social. El entorno ideológico del capitalismo ha sido una construcción muy posterior y, evidentemente, imprescindible para su expansión actual. Pero no es su fundamento.
Los únicos frenos que esta energía lucrativa conoce son las barreras éticas que ella misma se ha autoimpuesto (por ejemplo, no estafarse unos con otros) y las que las sociedades han logrado imponerle (por ejemplo, jornadas laborales máximas, sueldos mínimos y otras).
Su condición de energía explica también que se extienda a todos los ámbitos de la vida social en que la imaginación y normas imperantes lo permitan.
Por otra parte, el capitalismo es mucho más que un proyecto histórico producto de su impresionante capacidad de integración social. No es como se piensa habitualmente, que el capitalismo ha reemplazado al ciudadano por un consumidor. Al contrario, el capitalismo le ha dado una base real a la posibilidad de ser ciudadano, igualando (al menos formalmente) las posibilidades de consumo. Los bienes que antes eran privilegio de determinados sectores sociales, hoy están en las ranchas más humildes de Chile. ¿O acaso no han visto las antenas satelitales sobre sus techos? Aquí radica, precisamente su fuerza social.
En este contexto, y si ambas premisas son correctas, el esfuerzo de la izquierda por revitalizar su pensamiento político pasa, al menos, por tres aspectos. Primero, comprender que no se debe construir un proyecto histórico en oposición a algo que no lo es y que, por lo mismo, dicho proyecto debe tener un valor en sí mismo, independiente del monstruo que tenga al frente (esto no significa renunciar a la política contingente, sino ponerla en una perspectiva de largo plazo). Segundo, se necesita un enorme esfuerzo intelectual para integrar las ideas hoy dispersas y que podrían permitir esbozar lo que podría ser considerado "izquierda". Y tercero, se requiere un fundamento ético en torno al cual articular dichas ideas y que es precisamente lo que les da un piso en común. Esto implica no sólo generar un dispositivo que opere poniendo barreras a la energía lucrativa capitalista (siempre afanada en desbordarlas), sino fundamentalmente imaginando cómo y por qué se le debería subordinar a un proyecto social general.

6 comentarios:

jose salazar dijo...

Un par de sugerencias/reflexiones:

Quizas la mayor fortaleza del neoliberalismo es lo compacto de su caja de herramientas discursivas: o sea, no necesita ser muy compleja ni elaborada para encarnarse con exito en el proyecto vital de mucha gente, manteniendo una coherencia fundamental. La verdadera potencia de esta forma de racionalidad descansa en su orientacion practica.

Por otra parte, si te vuelves a la siquis emprendedora, podras observar que la racionalidad en la administracion del poder requiere mas estabilidad que sofisticacion: quizas de ahi la permanente demanda por reglas del juego estables que hacen los empresarios.

En fin, el genio neoliberal supo hacerse de las propiedades magicas de la tecnologia para proyectar su discurso en torno al progreso infinito y para avanzar en la inclusion social basada en el consumo, simultaneamente. No hay otra ideologia que haya sido tan exitosa en ese plano.

Anónimo dijo...

Un blog es como una casa. Hay, a veces, huespedes que pasan, que toman tiempo para leer, para publicar un comentario. Y como en una casa, cuando huespedes llegan, se les saluda, les agradece para su visita. Si no el visitador piensa: no hay nadie, aqui es una casa vacia. Se parece a un museo. Los propietarios cuelgan telas y vuelven a su casa luego. Que lástima de abrir un blog, para cerrarse así al mundo. ¿ Le haces para dar tu opinión a la gente? ¿ O para abrir un diálogo?
Aposte un mensaje hace unos tiempos. Este mensaje se quedo sin respuesta. Si hay gente que toman la pena de leer te y escribir te, el miinimo que puedes hacer es agradecerlos. (reglas de urbanidad...)
Pascale

Enrique Fernández Darraz dijo...

Pascale,

lamento mucho que sientas que no he agradecido el comentario. Pero la verdad es que es todo lo contrario, agradezco que lean y que escriban en el blog. No sólo comentarios. Cuando comencé hice una invitación a escribir también artículos en él. Sin censura. Salvo tener ap. 3.000 caracteres y tratar algún tema que se vincule con Chile, críticamente.
No creo haber hecho más de dos comentarios en todo este tiempo en el blog. Pero es precisamente porque no creo que deba ser yo quien responda, dando una especie de última palabra, sino que debería quedar abierto para que siga creciendo sin mí.
Es más me encantaría que más gente escribiera artículos y se comenzara a transformar en un espacio más autónomo.
Tal vez es una forma equivocada de pensar un blog. Y tu comentario me invita a repensar esto. Lo haré con calma.
Mis disculpas nuevamente y te reitero que las puertas de esta casa no sólo están abiertas para venir de visita, sino también para habitar y quedarse en ella.
Muchas gracias.
Enrique

Anónimo dijo...

Muchas gracias Enrique por tu respuesta. Haré un comentario mas largo en unos dias, porque me falta ahora el tiempo. Un buen dia en Santiago (del otro lado del mundo!) Pascale

Anónimo dijo...

Estimado Enrique,
Me he demorado tanto en responder tu artículo sobre intelectuales, porque en principio me descolocó, no me sentí concernido, ya que tú sabes que yo nuncq he dejado de estar en alguna actividad filo-militante, en este instante, por ejemplo, como parte del comité editorial de la revista anarquista Hombre y Sociedad. Pero entiendo tu demanda, advierto que mi trabajo académico es muy escindido de estos testimonios (cuya dedicación merman, sin embargo, bastante mi productividad en el circuito académico formal, a parte de las perezas y faltas sentidos más estratégicos). La cuestión fundamental de no reconocer que existen varios capitalismos, me parece eso si un poco injusta, pues deben ser muy pocos los izquierdistas que no entiendan esto, menos los que hemos aprendido a leer el capitalismo más allá de la clave marxista ortodoxa, y lo entendemos por lo tanto como el rpmer sistema occidental múltipler, flexible, que no depende de un solo patrón sino que se multiplica reticularmente, es decir, estableciendo infinitas conexiones de probabilidades que lo hacen impredecible. Pero eso no nos arredra para pensar en alguna opción de quedarnos solo con la multiplicidad y deshechar la relación social llamada capital, que en todas sus multiplicaciones, expansiones, derivas, mantiene bloqueado el asunto del goce colectivo de la vida, ya no solo por hambre y miseria, sino por otras formas de pauperización de la existencia que nos siguen pareciendo intolerables. Junto al grupo del Mont Pelarin, se desarrolló el neoliberalismo alemán al que adhirieron tempranamente los demócratacristianos, luego los sindicalistas y el SPD, mucho más determinante para explicarse por qué la continuidad de este modelo en Chile, haciendo un ramillete más complejo con Chicago y la PUC. No podemos hacernos ilusiones. Como para variar estoy acogotado (estoy en Lovaina escribiendo dos artículos), te propongo una idea de Deleuze y subrayo su frase final solo para inspirar este intercambio. Un gran abrazo,
miguel
"... las formas ultrarrápidas que adopta el control "al aire libre" y que reemplazan a las antiguas disciplinas que actuaban en el período de los sistemas cerrados. No cabe responsabilizar de ello a la producción farmacéutica, a los enclaves nucleares o a las manipulaciones genéticas, aunque tales cosas estén destinadas a intervenir en el nuevo proceso. No cabe comparar para decidir cuál de los dos regímenes es más duro o más tolerable, ya que tanto las liberaciones como las sumisiones han de ser afrontadas en cada uno de ellos a su modo. Así, por ejemplo, en la crisis del hospital como medio de encierro, es posible que la sectorialización, los hospitales de día o la asistencia domiciliaria hayan supuesto en un principio nuevas libertades; ello no obstante, participan igualmente de mecanismos de control que no tienen nada que envidiar a los más terribles encierros. No hay lugar para el temor ni para la esperanza, sólo cabe buscar nuevas armas."

Enrique Fernández Darraz dijo...

Estimado Miguel,

el artículo sobre los intelectuales de izquierda no va mucho más allá de ser un insignificante ajuste de cuentas privado con algún tipo de izquierda chilena. No tiene destinatarios identificables.
Respecto al tema del capitalismo, si te fijas bien, es probable que lo que tú dices sea verdad, pero si miras el discurso verás que todavía se habla del capitalismo como de un monstruo de una cabeza.
No comparto el juicio del goce colectivo de la vida, al menos si se refiera a pasarlo bien. La gente está feliz consumiendo, todos estamos felices consumiendo: autos, casas, equipos, vino, educación, etc. Ahora, si se trata de algún sentido coletivo de la vida que deba ser gozoso, tal vez lo comparta.
Me preocupación, Miguel, es más mundana. Nace cuando miro los hospitales, cuando veo a mis amigos endeudados, vendiendo sus casas para pagar deudas de salud, cuando miro mi cartola de la AFP y veo mi propia futura pensión, cuando veo el negocio inmobiliario que armarán en la zona del terremoto, etc. En el fondo, nace de una indignidad cotidiana, revestida de bienestar.
Para mi la pregunta no es buscar nuevas armas contra un viejo enemigo, es empezar a usarlas y no regocigarse en una intelectual e interminable búsqueda.

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