lunes, 21 de septiembre de 2009

La pedagogía y el fin de la educación

Hace unos años atrás, camino a Talca, me encontré en un bus con el Vicerrector Académico de un importante colegio católico de Concepción, que habitualmente se ubica entre los veinte primeros en los ránking nacionales.
En medio de la conversación le pregunté cuál era el secreto de ese éxito. Me dijo que eran sólo dos: primero, que en su institución no creían en el trabajo en grupo, sino sólo en el individual. Segundo, me dijo, "a mi colegio no entra ningún pedagogo a hacer sus experimentos".
Lo del trabajo en grupo lo encontré un tanto exagerado, pero acorde con el ideario conservador y casi fundamentalista del colegio. El segundo tema, en cambio, me hizo algo de sentido.
En ese momento no pude evitar acordarme de las muchas discusiones en las que había estado involucrado, analizando diversos aspectos de la educación y, en especial, de la formación de profesores.
Recordé, por ejemplo, la elaboración de currículos de carreras de pedagogía en educación media en que, al menos, el 45% del total de los cursos y créditos estaba dedicado al "saber pedagógico" y lo restante a la especialidad. Es decir, currículos destinados no a formar especialistas en una disciplina, sino destinados a formar especialistas en "enseñar"...algo.
También me acordé de las famosas prácticas pedagógicas progresivas, que fomentan que los alumnos vayan desde el inicio de su carrera a los establecimientos educacionales. Interesante idea, salvo por algunos detalles, como ¿qué puede hacer un estudiante de primer o segundo año de universidad en un colegio, que no sea perder el tiempo? Esto, dado que a esas alturas aún no conoce en detalle su especialidad, ni tampoco las asignaturas pedagógicas. O ¿bastará como justificación la señalada en otra oportunidad por una experta en ciencias de la educación, quien resaltó la importancia de la familiaridad que el estudiante adquiriría con el colegio, que le permitiría, por ejemplo, conocer tempranamente un libro de clases? (Por otro lado, mejor ni hablar sobre la presión que se ejerce sobre los propios colegios como centros de práctica).
Además, me acordé del desplazamiento que estaban sufriendo en los currículos de formación de profesores las "obsoletas" asignaturas de psicología, filosofía, historia y sociología de la educación o a las psicologías del aprendizaje. Éstas eran reemplazadas por ramos más acordes con los tiempos, cuyos nombres eran algo así como "Estimulación de la creatividad y estrategias de aprendizaje", "Escuela, hogar, comunidad y aprendizaje", "El niño y su entorno", "Familia y educación", entre muchas otras.
Finalmente recordé una conversación con un antiguo alumno de Concepción, a quien le conté que se estaba preparando un programa en pedagogía universitaria, para proveer de herramientas pedagógicas a profesores universitarios y darles, además, el grado de magíster a quienes no lo tenían en su disciplina. Luego de escucharme atentamente me dijo con cierta preocupación, "o sea, ustedes le van a dictar un programa para que aprendan a enseñar bien aquello que saben mal".
Tal vez, el Vicerrector no estaba del todo equivocado.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Seguro que hay muchos problemas en la formación de profesorxs, y seguro también que yo no estoy ni cerca de ser especialista en el tema, pero me parece que hay un tema pendiente en varias áeras de de la formación universitaria, y es el rigor y el trabajo arduo. Lxs alumnxs no están interesadxs en aprender y mucho menos en trabajar y hacer bien las cosas, la ley del mínimo esfuerzo y ya está. Después de todo, "pucha que es tontx quien estudió de más", y yo me pregunto, puede haber algo como estudiar "de más"?

Anónimo dijo...

Un amigo, entró a un magister en educación y el primer profesor que tuvo, lo primero que dijo, fue: "Yo soy un par de los ustedes y no tengo que enseñarles nada, puesto que deben construir el conocimiento por ustedes mismos". Mi amigo, que no proviene de la disciplina de la educación, quedó impactado de esa experiencia: ¿cómo es posible entrar a un programa de estudios donde lo primero que te dicen es que no te van a enseñar nada?

Anónimo dijo...

me gustaría contestar su pregunta:
¿qué puede hacer un estudiante de primer o segundo año de universidad en un colegio, que no sea perder el tiempo?

Los alumnos observan y aprenden muy bien como NO se debe enseñar y luego repiten el modelo, fácil y bonito.

Marcela dijo...

Bueno, la verdad es coherente que le vaya bien en mediciones que evalúan contenidos precisos y especializados sobre x. De seguro en este contexto es más eficiente no hacer experimentos pedagógicos.
Lo que me parece más triste es que ya ni se discuta mucho sobre formar personas.

Publicar un comentario