Imagine el
lector, por un instante, que es Presidente de la Comisión Nacional de
Acreditación; aquella institución que por mandato legal carga con la pesada
responsabilidad de promover y fomentar la calidad de la siempre maltratada educación
superior chilena.
Imagine el
lector, además, que en el ejercicio de tan alta función, debe presidir una
sesión en que se decidirá si se renueva o no la licencia de una Agencia de
Acreditación. Como Presidente, usted bien sabe que tales agencias tienen a su
cargo la acreditación de carreras de pregrado y programas de magíster, de
acuerdo a los criterios que la institución a su cargo ha definido. Por lo
tanto, son las garantes de la rigurosidad de los procesos de aseguramiento de
la calidad que, en su nombre, se llevan a cabo.
Esta sesión de
la que hablamos tiene lugar – pongamos una fecha cualquiera – el 9 de marzo de
este año. Comienza con una extensa presentación del relator, en la que se
expone el estado de las numerosas observaciones que se había hecho a la agencia
en cuestión en noviembre de 2015, cuando por unanimidad se rechazó la
renovación de su licencia.
Luego de
analizar detenidamente la nueva solicitud los resultados fueron los siguientes:
de las 25 observaciones formuladas, la agencia respondió satisfactoriamente 4
(16%), parcialmente a 8 (32%) y no dio respuesta a las restantes 13 (52%). Es
decir, no solucionó el 84% (21) de las mismas observaciones que en noviembre
del año pasado habían llevado a la Comisión Nacional de Acreditación a negarle
la autorización para seguir funcionando.
Terminada la
lata relatoría se procede a la votación
que definirá el futuro de la agencia peticionaria, pero sobre todo tal votación
dará cuenta si el funcionamiento del sistema es real, efectivo y probo.
Imagine
ahora el lector, que el resultado de la democrática votación que sigue a la
relatoría termina en un empate, con la
siguiente distribución de votos:
A favor
|
Designado/a por
|
Jaime Alcalde
|
Los Institutos Profesionales
|
Hernán Burdiles
|
El Sector Productivo
|
Víctor Fajardo
|
El CRUCH
|
María Fernanda Juppet
|
Las Universidades Privadas
|
Blanca Palumbo
|
Las Universidades Privadas
|
Alejandro Weinstein
|
Los Centros de Formación Técnica
|
En contra
|
Designado/a por
|
Dora Altbir
|
El CRUCH
|
Víctor Cubillos
|
El CRUCH
|
Fernando Escobar
|
Una Asociación Disciplinaria o
Profesional
|
Ezequiel Martínez
|
Representante Estudiantil
|
María de la Luz Mora
|
CONICYT
|
Javier Ruiz del Solar
|
CONICYT
|
Ahora, en este
supuesto escenario, es usted estimado lector, en uso de su soberana potestad como
Presidente de la Comisión el que ha de dirimir el empate.
Con tales
antecedentes a la vista y en la mano ¿cómo votaría, si de verdad le interesara
cautelar la calidad de la educación superior del país y no los intereses
corporativos de un segmento de instituciones?
Dejemos
hasta ahí este ejercicio imaginario y concedamos ahora la palabra a los hechos reales:
el actual Presidente de la CNA, Alfonso Muga, votó a favor de la renovación por
7 años de la licencia de la Agencia Acreditadora de Chile. Esto, aunque tal
agencia había cumplido satisfactoriamente con apenas el 16% (4 de 25) de las
observaciones que se le había hecho cuando se rechazó su primera solicitud.
En estos
tiempos tan pródigos en sospechas, sería importante conocer las razones de este
voto, a fin de comprender mejor cuál es el criterio de “aseguramiento de la calidad”
con que el señor Presidente Muga conduce la CNA y que lo llevaron a realizar
tan generosa concesión.
3 comentarios:
Ojalá fuera fábula. Como no lo es, el "sin comentarios" equivale a la máxima felicitación y agradecimiento por esta columna.
Yo hubiese votado en contra, lo juro!!!, a no ser que...
Hola Enrique, gracias por la columna... hasta la esperanza del pobre tiene un límite. Triste.
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